Paradójicamente el mando de este Tercio, compuesto en su mayor parte por Vizcaínos, correspondió desde Junio de 1937 al Comandante Ricardo Uhagón Ceballos de familia "Liberal" Bilbaína. Ondárroa parece que fue cuna de los primeros Carlistas que, como en otras tantas ocasiones, se habían pasado al lado Nacional y bajo la inspiración de D. Jaime del Burgo y otros Carlistas Navarros formaron el Tercio de Nuestra Señora de Begoña de tan hondas raíces en aquel señorío del País Vasco.

La campaña del norte el Tercio de Nuestra Señora de Begoña la hizo, primero en la 5ª Brigada de Navarra al mando del Coronel D. Juan Bautista Sánchez González junto al Hermano tercio de San Miguel, más tarde quedaría encuadrado en la 61ª División, pero estuvo un tiempo agregado a la HEROICA ENTRE LAS HEROICAS 1ª División de Navarra al mando de D. Rafael García-Valiño y Marcén, finalmente acabaría la Guerra encuadrado en la 58ª División.

A pesar de que después de la Liberación de Ondarroa la mayor parte de los muchachos se apuntaron voluntarios a la Marina, dado su condición de Marineros, algunos de corazón Carlista se pusieron la Boina Roja de Requetés, como sus abuelos lo habían hecho antes. Se buscaron voluntarios entre los Carlistas de San Sebastián y entre los soldados Gubernamentales que habían caído prisioneros y fueron bastantes los que se vistieron de Requetés.

El primer avance del Tercio fue sobre el pueblo de Guernica donde al árbol Santo de todos los Vascos había sufrido los duros bombardeos de la aviación Nacional. El 30 de mayo de 1939 el Tercio pasa a guarnecer las posiciones de Gueréquiz y Morga para posteriormente prepararse para la gran ofensiva sobre el Cinturón de Hierro que cernía la capital de la entonces reciente Republica Vasca, Bilbao. El día 14 de Junio la Unidad tienen como objetivo la toma de la posición del Castillo de Santo Domingo en el sector de las "Lomas de Santa marina" donde el Tercio encontró fuerte resistencia del Ejercito Gubernamental, siendo la acción más sangrienta hasta el momento. Atacada la estación de radio teléfono y ocupada fue contraatacada con bravura por el enemigo y después tomada de nuevo con la ayuda del Tercio de San Miguel. Las bajas de Requetés fueron 38 entre los cuales se contaron 10 caídos.

La campaña de Santander tomó parte en la ocupación de Guriezo y Ampuero donde esperó que otras unidades ocuparan Santander. Junto con la 2ª y 3ª Brigadas de Navarra participó en la campaña de Asturias. Desde Riaño y encuadrado en la 3ª brigada avanza hacia el puerto de Tarna interviene en los combates de Peña del castillo y por la posición Grande de las Tablas con fuerte resistencia del enemigo. El 31 de Octubre llega el Tercio a Llanes donde finaliza la Campaña una vez sometidos los reductos Gubernamentales Republicanos.

Ya encuadrada en la 61ª División al mando del Coronal D. Agustín Muñoz Grandes junto con los Tercios hermanos del Oriamendi y Nuestra Señora del Camino. El Tercio se traslada a Clares (Guadalajara)  y posteriormente y debido a la ofensiva Gubernamental sobre Teruel la División es enviada al frente de Teruel y queda posicionado en La Muela, en la carretera de Albarracín, junto a San Blas. Sabemos que el día 4 de enero un bombardeo de la Aviación Gubernamental produjo al Tercio 23 Muertos y 89 heridos.

En el relevo del Tercio de Nuestra Señora de Valvanera en la famosa Cota 1062 "La Guea" al sur de La Muela de Teruel,  el Tercio bate sus armas en los combates más intensos y por lo tanto sangrientos de su historial militar. Sobre la Gloriosa defensa de la cota 1062 decía D. Agustín Muñoz Grandes: "El movimiento de las Unidades en vanguardia de mi División había de efectuarse sirviendo como eje de giro la cota 1062, ese monte al que los rojos concedían enorme importancia. Ignoraban que eran los bravos del Begoña, con un puñado de valientes del San Marcial, los que con sus pechos defendían aquellos riscos". La posición era clave para la toma de Teruel o para la defensa si lo vemos desde el lado Gubernamental. Los ataques se repitieron una y otra vez con gran numero de personal y material que consciente de la importancia de la posición intentaron una y otra vez tomarlo. El Tercio tomo la iniciativa y tomó las posiciones enemigas con gran valor y heroísmo.

El día 16 de marzo el Tercio parte hacia Huesca donde habría de realizar una campaña de avance rápido hasta el río Cinca y hasta alcanzar el río Noguera-Ribargorzana ocupando los pueblos de Fonz, Azanuy y Peralta de la Sal. El Tercio cambia de División y al quedar encuadrado en la 152ª División Marroquí bajo el mando de Ricardo Rada Peral es enviado al Frente de Guadalajara, concretamente en Alcolea del pinar y desde allí hacia Cortes de Tajuña donde tomaría posiciones, pero no entraría en combate.

La campaña del Maestrazo la hace el Tercio a partir del día 17 de Abril y desde Santa Barbara pasando por Morella para acampar en Forcal y avanzar en la línea Cinctores, Portell de Morella, Iglesuela del Cid, Villafranca del Cid y Mosqueruela, donde el Tercio tuvo como misión tomar la posición "Barragán" cerca de Cantavieja donde el enemigo se defendió fuertemente, posición que el Tercio no logró tomar. Las siguientes acciones fueron en la loma de Milano en la posición "Silverio" donde el arrojo de sus requetés le valieron la felicitación del ya General D. Rafael García-Valiño y Marcén de la 1ª División de Navarra.

Estando el Tercio agregado a la 1ª División de Navarra bate sus armas por la cota 600 que domina el pueblo de Alcora. El día 17 atraviesa el río Mijares ocupando la Torreta y el día 24 el Castillo de Onda. Nuevamente el Tercio cambia de División, cesando su agregación a la 1ª de Navarra de Rafael y vuelve a la 61ª División que se encuadrará a partir de Septiembre en el Cuerpo de Ejercito de Galicia. El Tercio combate con bravura en la Sierra de Espadan como sus hermanos del Lacar y Montejurra y se establece junto al pueblo de Sueras.

El día 23 de Julio de 1938 se incorporan 50 nuevos requetés procedentes de Baleares. En Nules el 21 de Febrero el Tercio de Nuestra Señora de Begoña se desprende de sus Requetés Asturianos, prácticamente toda la tercera Compañía para volver a formar el aniquilado Tercio de Nuestra Señora de Covadonga en la defensa de Oviedo (Laureada junto al resto de Unidades de tan Heroica defensa). Estos Tercios de Begoña y Covadonga junto con los Tercios Hermanos de San Ignacio y Nuestra Señora del Camino pasan a formar parte de la 58ª División en el mismo Cuerpo de Ejercito.

Estos Tercios tendrían que seguir combatiendo desde el Grao de Castellón hacia el Sur atravesando Moncofar, Alamenara hasta alcanzar el último objetivo militar en Torres-Torres pasando a descansar en Aldaya. El 19 de Junio se traslada a Bilbao para participar en el desfile conmemorativo de la toma de la Ciudad por las tropas Nacionales, volviendo de nuevo a la Provincia de Castellón (San mateo).

                                                                      Batalla por Santo Domingo (Bilbao)

Don Jaime del Burgo escribió este relato de la lucha de Requetés y tropas Republicanas sobre Bilbao, el 14 de Junio de 1937. No lo Firmó, y lo escribió en tercera persona, pero nos consta, con seguridad absoluta, que era suyo, y por serlo, en estos días de la gran verdad, cuando se nos ha ido para siempre, lo publicamos, con su nombre y apellidos, orgullosos de hacerlo en su homenaje.

El Boletín Carlista de Madrid Nº88 (Navidad 2005 y año nuevo 2006)

Era el 14 de Junio de 1937. Mi Compañía, la segunda del Tercio de Nuestra Señora de Begoña, llevaba tres horas atacado las posiciones rojas de Santo Domingo. Estábamos al alcance de las granadas de mano que nos lanzaban los rojos, y la lucha, por el bosque de pinos que acabamos de atravesar, había sido en extremo dura.

Atrincherados en la cuneta de la carretera, la espera se nos hacía interminable. De vez en cuando mi compañero dirigía ráfagas de su fusil ametrallador contra las posiciones enemigas al otro lado de la carretera. De pronto oí una la voz de nuestro Capitán, navarro y requeté de la vieja escuela. Volví la cabeza y creo que fue en aquel instante cuando advertí sobre su pardo capote, algo cuya significación no comprendí entonces, y que consistía en un bordado en oro sobre paño negro, con la cifra C.VIII entrelazada.

Hasta entonces no había reparado en el negro medallón, a pesar de que iba en la escuadra de enlaces del Capitán. Quizá lo que grabara en mi mente aquel recuerdo, fue lo sucedido un poco más tarde y que me propongo a relatar.

Oí decir al Capitán que era preciso saber si la primera Compañía había alcanzado sus objetivos de cobertura antes de lanzarnos al asalto, pero en aquel momento lega orden del Coronel Armendáriz de avanzar a toda costa.

Se presentó el teniente Lacoume, con varios requetés de la primer Compañía y nos figuramos lo peor. Habíamos perdido de cortar alambradas y el capitán pidió voluntarios para cortarlas a hachazos. Salimos un cabo y yo. Creo que lo conseguimos, a pesar del fuego contrario, y sobre nosotros pasó el Capitán seguido de varios requetés. Luchamos desesperadamente por la posesión de un agujero, pero el resto de la Compañía  no podía avanzar. Un tanque ruso y las ametralladoras barrían materialmente la carretera. Yo me había hecho cargo del fusil ametrallador de mi compañero muerto, y cerca de mi tenía los cadáveres ensangrentados de cinco requetés. Observe que el Capitán calculaba mentalmente la difícil situación, y habló con un alférez  que llevaba de ayudante: - Y sin embargo, es preciso avanzar. El éxito de la operación del Pagasarri depende de que conquistemos esta posición. Yo entonces grité casi sin saber lo que decía: -No me queda mas que un peine de municiones. El capitán me replicó: - resérvalo. Volví la vista y pude ver al resto de la Compañía en la cuneta opuesta. Varios requetés se pegaban al terreno junto a los árboles. -¿Donde están los Oficiales? - gritó el capitán-. No es posible que se estén ahí sin hacer nada. El Alférez dio un tremendo salto e intentó atravesar la carretera. Le vi caer de brices y luego gatear con una mano en la cara ensangrentada. - Hay que saltar de nuevo al lado opuesto a la carretera - nos dijo el Capitán-. Tiraremos primero todas nuestras granadas y aprovecharemos al efecto de las explosiones para tratar de unirnos a la Compañía.

Recogimos la munición de los muertos y con la desesperación propia del caso, secundamos a nuestro Capitán. Éramos cinco, y aún quedaron dos en el camino. Vi que el Capitán sangraba de una mano: - No es nada. Me pinché  con las alambradas. Volvióse a un sargento y preguntó: - ¿El Teniente Alegría? - Desaparecido. -¿El Alférez Egurola? - Herido Grave.-¿El Teniente Basaldúa? -¡Muerto mi Capitán , y herido también el Capitán Elizalde de la 1ª y casi toda su gente. Nuestro dudó unos instantes. - Voy a dar cuenta al Coronel de nuestra situación pero es preciso saltar. Tenemos fuerza suficiente para tomar las posiciones rojas, y mientras cumplimos, como buenos españoles, vendrán refuerzos, no lo dudéis. Así que adelante cuento con los mejores sargentos del mundo. Casi no puedo recordar lo que fue aquello. Saltamos, cegados por el humo y la povora de las explosiones, pero saltamos. Al coronar un montículo, en plena posición roja, vi caer al Teniente Lacoume, a quien al capitán acostó en el suelo. Pero estábamos enemiga y luchábamos con el ímpetu arrollador que precede a la victoria. Y fue en aquel momento cuando del bosque próximo nos llegaron los gritos de la Compañía de Tolosa  que el Coronel Almendariz mandaba en nuestro auxilio. Luchábamos entre dos luces, y al final, nuestra Bandera, la Bandera de la Patria, coronaba la posición de Santo Domingo, cuya defensa había de costarnos tanta sangre después.

La Compañía de Tolosa la mandaba el Capitán de Requetés Pantaleón Zabala. Le vi avanzar magnifico, ebrio de triunfo, empuñando una larga granada de mano germánica y detenerse a unos pasos de nuestro Capitán: - ¡Hemos vencido! ¡Viva Carlos VIII! - gritó. -¡Viva! Y los dos capitanes de requetés se fundieron en estrecho abrazo, permaneciendo largo rato juntos.

Fue la primera vez que oí una exclamación semejante, y entonces comprendí el significado del negro medallón con la cifra C.VIII que ostentaba sobre al capote nuestro capitán.

Él, y los supervivientes de aquella lucha memorable, son testigos de cuando acabo de relatar. A ellos dedico estás líneas.