Sobre la aparición:
Iban dos pastores guanches a encerrar su ganado a las cuevas cuando notaron que
el ganado se remolinaba y no quería entrar. Buscando la causa miraron hacia la
embocadura del barranco y vieron sobre una peña, casi a la orilla del mar, la
santa imagen la cual creyeron estar animada. Como estaba prohibido a los hombres
hablar o acercarse a las mujeres en despoblado, le hicieron señas para que se
retirase a fin de que pasase el ganado. Pero al querer ejecutar la acción, el
brazo se le quedó yerto y sin movimiento. El otro pastor quiso herirla con su
cuchillo. Pero en vez quedó herido el mismo. Asustados, huyeron los dos pastores
a Chinguano, a la cueva-palacio del rey Acaymo, para referirle lo acontecido. El
rey fue a ver con sus consejeros. Ella nada respondía pero nadie se atrevía a
tocarla. El rey decidió que fuesen los mismos dos pastores ya heridos quienes la
recogieran para llevarla al palacio. Ellos, al contacto con la imagen, quedaron
sanados. El rey comprendió que aquella mujer con el niño en brazos era cosa
sobrenatural. El mismo rey entonces quiso llevarla en sus brazos, pero después
de un trecho, por el peso, necesitó pedir socorro. Es así que en lugar de la
aparición hay hoy día una gran cruz y en el lugar donde el rey pidió socorro, un
santuario a Nra. Señora del Socorro.
La llevaron a una cueva cerca del palacio del rey hoy convertida en capilla. Mas tarde un joven llamado Antón, que había sido tomado como esclavo por los españoles y había logrado escapar y regresar a su isla, reconoció en la imagen milagrosa a la Virgen María. El, habiendo sido bautizado le relató al rey y a su corte la fe cristiana que el sostenía. Así llegaron a conocer a la Virgen María como "La Madre del sustentador del cielo y tierra" y la trasladaron a la cueva de Achbinico para veneración pública.
La imagen fue robada por los españoles pero devuelta tras una peste que ellos atribuyeron al robo sacrílego. Mas tarde, cuando los españoles conquistaron la isla, la devoción ya estaba allí arraigada. En 1526 se edificó el santuario por los muchos prodigios que Dios obraba por Nuestra Señora de la Candelaria.
De Las islas canarias la devoción se propagó a América. Hernán Cortés llevaba al cuello una medalla de esta imagen. En 1826 la imagen se perdió víctima de una inundación.
- Oh, Virgen de la Candelaria, más que todas las criaturas bienaventurada: te
rogamos que hoy tu alma esté con nosotros para tributar nuestra adoración a
Dios.
Pueblo: “Dios te salve, María”.
- Exalta, tierra entera, a nuestra amadísima Señora.
Pueblo: “Dios te salve, María”.
Apiádate, Señora, porque de cuantos en ti confían, tú eres el puerto de
salvación.
Pueblo: “Dios te salve, María”.
- Líbranos, Señora, de todos los peligros, sobre todo de los temporales de
viento y granizo y de la condenación eterna. Pueblo: “Dios te salve, María”.
- Oh, María, nuestra esperanza nuestro amparo y nuestro auxilio, muéstranos el
camino a Jesús.
Pueblo: “Dios te salve, María”.
Oraciones de cada Día
.... En recuerdo del
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