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Relatos de Guerra: la fiereza de los antepasados y el sacrificio de Navarra.
“¡Que huir es voz extranjera que nadie entiende en Navarra!”
Hermilio de Olóriz.
Distintivo de pecho de oficial de las Brigadas Navarras, una Cruz Laureada de San Fernando para pecho realizada en plata sobredorada y un distintivo de pecho para Requeté.
Piezas pertenecientes a los fondos del Museo de Tabar (Navarra)
Para Francisco López Sanz existe
una ligazón entre la guerra del 36 y las carlistadas del XIX y es tan fuerte
que alcanza al propio General Emilio Mola quien, como los viejos caudillos
carlistas, muere en campaña339. Para Bernard el militar rebelde es
justamente el “nuevo Zumalacárregui” 340. También Manuel Iribarren341,
José Mª Jimeno Jurío342, el Conde de Rodezno343 y el
propio General Franco344, entre otros muchos, han subrayado la
continuidad entre el “Alzamiento” y las guerras carlistas. Si hemos de creer los
testimonios ofrecidos por la literatura y la prensa contemporáneas, el
paralelismo no queda en una mera ocurrencia propagandística sino que se extiende
por toda la sociedad Navarra. Arako refiere cómo un veterano carlista de 1870,
que “guardaba como reliquia” 345 su boina de voluntario, la entrega
emocionado a un requeté de 1936. García Sanchiz destaca que muchos jóvenes se
han dejado las patillas “a lo Zumalacárregui” 346.
La Historia se repite. El pasado
prefigurando el presente. El mismo “ayer es hoy” 347 que hemos visto
regir la comprensión histórica de Altadill, Gúrpide, etc. Es preciso preguntarse
de nuevo: ¿Pero es el pasado el que da la clave para entender el presente o el
presente el que modela el pasado? Al menos en el estudio que hace Jaime del
Burgo sobre El Fracaso de
Oroquieta348
ocurre claramente esto último. Como en 1936, vemos a toda Navarra alzada por
la causa de Dios y de la Patria; juntos a los que cantan jotas y a los que
cantan “melancólicos zortzikos” 349. La misma unanimidad, el mismo entusiasmo
que en el futuro. “Montes y valles, ciudades y aldeas, bordas y caseríos,
arrojaron a sus hombres útiles a la lucha que pregonaban clarines y atabales”
350.
Un jovencísimo Voluntario Requeté de
las HEROICAS Brigadas Navarras acompaña a un herido en combate, quizá su hermano, a
un puesto de retaguardia
“Al correr de los años había de
repetirse el espectáculo impresionante. En aquel Amanecer del 19 de Julio de
1936 que pobló de ecos patrióticos todos los ámbitos de la tierra española.”
351 En realidad es obvio que un espíritu mínimamente puntilloso
podría encontrar más de una diferencia entre una y otra contiendas. Acaso la más
importante consista en que en 1833 y 1872 los carlistas luchan por implantar un
monarca. Los requetés de López Sanz y de del Burgo, en cambio, sólo luchan
por Dios y por la Patria. Incluso los fueros,
tan importantes en la propaganda carlista de la República, han quedado relegados
a alguna invocación esporádica.
Aunque este interés por relacionar
la “Cruzada” del 36 con las luchas del XIX tiene una indudable relevancia
ideológica, es necesario destacar que las conexiones del “Alzamiento
Nacional” no se han detenido ahí. 1936 es también una nueva Reconquista y
en ella “Navarra fue la Covadonga del siglo XX” 352. Jaime del
Burgo, abundando en las similitudes entre la Guerra Civil y la lucha contra el
Islam, escribe: “Sus hijos, guiados por la misma fe de sus mayores, sabrán
iniciar la nueva Reconquista, descendiendo en alud irresistible de sus montañas
milenarias, a impulsos de la misma emoción que alzará el clamoreo airado de las
huestes ribereñas.” 353 Otras ocasiones 1936 es también un
nuevo 1212. Por eso Baldomero Barón atribuye a los voluntarios de la Falange
y el Requeté la “raza del rey don Sancho” 354. Y Francisco
López Sanz destaca cómo Navarra rompe una segunda vez “las cadenas con las
que la república sectaria quiso esclavizar a España” 355.
No es casual, a este respecto, que los supuestos trofeos de las Navas de Tolosa
figurasen en un lugar privilegiado en el desfile de la Victoria en Madrid356.
En tercer lugar, también la
francesada ha servido como modelo a 1936. Así, para Rafael García Serrano,
“del mismo modo que los navarros del XIX habían luchado juntos contra el invasor
napoleónico, lucharon juntos sus nietos contra el invasor comunista”
357.
En la literatura Navarra la Guerra
Civil cuenta con dos personajes estrechamente ligados: Mola y los voluntarios
del Requeté que están a sus órdenes. A decir de Eladio Esparza, “Mola
conoció el carácter de nuestro pueblo y se compenetró con él hasta convertirlo
en base del levantamiento” 358. Compenetración que llega en el caso
de Bernard a la identificación más absoluta, de manera parecida a como ocurría
con Sancho el Fuerte según el parecer de Arturo Campión. “Mola
era Navarra, y Navarra
fue Mola...”
359 El secretario de los pelayos navarros, Ramón Urrizalqui, lo llama
“Padre de los Navarros”, “amigo de los navarros” y “navarro auténtico”
360. En la misma sintonía, Manuel Iribarren lo titula “caudillo de
los navarros” 361. Es curioso anotar que el militar sólo pasó en la
provincia apenas un año. Desde su puesto de comandante militar de Pamplona, Mola dirige el Alzamiento
y consigue sumar en último extremo a los carlistas362, y con ellos a
Navarra, a la sublevación.
Respecto a los voluntarios, Iribarren remarca que, sin desmerecer a soldados y falangistas, sin lugar a dudas “la representación genuina de Navarra es el requeté” 363.
Francisco López Sanz escribe un interesante anecdotario de sus vidas364, una especie de biografía múltiple entre el chascarrillo y la tragedia. Las historias contienen habitualmente el nombre, apellido y el lugar originario de sus protagonistas. “Francisco Labiano Uriarte”, “Juan Ignacio Montoya”, “Jesús Elizalde”, “Guillermo Azparren” 365.
Por otro lado hay más casos, aunque menos frecuentes, de “guiños” entre contiendas alejadas en el tiempo. Valgan dos muestras: Yzurdiaga asemeja el Carrascal en el que Mina ataca a los franceses con Roncesvalles en su Poema de Navarra, op. cit., pp. 15 y ss. Para Teófilo Ayuso, en segundo lugar, “los guerrilleros aragoneses vienen a ser hermanos, en línea recta, del echeco jauna de Altobiscar” (Peregrinación Navarra, Imp. Provincial, Pamplona, 1939, p. 16).
Los héroes anónimos obtienen así el reconocimiento que sólo los grandes generales suelen tener. En 1954 buena parte de las calles del nuevo barrio pamplonés de la Chantrea reciben sus nombres de combatientes muertos en el frente: Joaquín Elberdin, Agustín Flamarique, Francisco Goñi, Crescendio Lecumberri, José Jimeno, etc.366.
Es evidente que la guerra de 1936 encaja precisamente con una concepción de Navarra propia de la trama del ager367. Navarra manda a sus hijos a luchar por España y por la religión católica contra los “españoles rusos” 368, los “apóstoles del infierno soviético y protestante” 369. No sólo es la primera en alzarse370, sino que el mérito de la Victoria recae esencialmente sobre ella, como la victoria de las Navas le correspondía al Rey Fuerte. “Navarra salvó a España” 371, dice Baldomero Barón en uno de sus poemas.
También Julio Gúrpide remarcará más adelante que “Navarra decidió el triunfo en favor de la Cruzada Nacional” 372. Según aparece en Diario de Navarra, “Navarra será el principio salvador de la civilización cristiana. No sólo de España. De toda Europa”. 373. Francisco López Sanz va todavía más lejos: “Navarra salvará a España y España salvará al mundo.” 374. Sin duda es éste el “milagro de Navarra” 375. La pequeña provincia se convierte un día en el asombro del mundo, como Shakespeare había anunciado376.
Resulta comprensible que el Ayuntamiento de Salamanca solicite “un puñado de tierra Navarra en la que tantos héroes nacieron” 377. La pondrán en una hornacina y será “custodiada con toda veneración, como reliquia o atributo sagrado” 378. ¿Un halago desmesurado? Tal vez, pero también un detalle que revela la importancia de la participación Navarra en la Cruzada. “Nunca ha realizado Navarra esfuerzo de heroicidad y sacrificio, por la Religión y por España, tan desmesurado, tan sin medida ni tasa, como su esfuerzo de julio de 1936” 379, ni siquiera en 1212 o en 1808, dice Eladio Esparza. “Navarra entregó sus hombres, sus víveres, sus signos, su oro, sus aperos, sus coches, su organización” 380, en definitiva, todo. A este respecto, nuestros autores destacan que, a diferencia de lo que ocurre en otros lugares, el Alzamiento tiene un carácter unánime en la provincia. Toda Navarra unida “se echa al campo ‘por Dios y por España’, y derrama sobre todos los frentes la riada, contagiosa de fe y valentía, de sus cuarenta mil voluntarios -juntos el amo y el criado, juntos el padre, el hijo y el abuelo-” 381. “Navarra se alzó como un solo hombre” 382, repite Baldomero Barón Rada. 142 hombres aptos para las armas hay en Huarte y 142 se presentan voluntarios383. Según refieren los libros, en nuestra provincia se produce el “milagro de las tres generaciones” 384: el padre, el hijo y el abuelo se apuntan voluntarios para luchar contra la República385. ¿Qué es de los republicanos navarros, ese 21% de la población que votaba al Frente Popular? ¿Y de los nacionalistas, el 9’5%?
Para Francisco López Sanz ambos se incorporan de corazón al Alzamiento. Y a propósito recoge el siguiente hecho “verídico”: un socialista de la Ribera se afilia al Requeté. Alguien le pregunta perplejo: “- Pero ¿tú el terrible socialista de mi pueblo? -¡Yo! Ya sabes que ante todo somos navarros y que debajo de ese socialismo postizo [...] está el corazón que en estos momentos se acuerda que debe ser como fue el de su abuelo.” 386 También Jaime del Burgo refiere casos de socialistas y nacionalistas que se incorporan voluntariamente al Requeté o la Falange para expiar su antigua militancia, en ocasiones con la muerte387.
A este respecto, la imagen de la plaza del Castillo el 19 de julio de 1936 a menudo aparece como la exacta expresión de la unanimidad del levantamiento antirrepublicano en Navarra. Escribe Manuel Iribarren: “Nada tan bellamente impresionante como el espectáculo de la plaza del Castillo en la mañana luminosa y azul del 19 de Julio de 1936. [...] el ¡Por Dios y por España! De aquellas horas vibraba en las calles y en las carreteras con agudos de clarín, como un eco de aquel remoto ¡Dios lo quiere!, que arrastró a los Cristianos españoles a la Cruzada de las Navas.” 388 El falangista Rafael García Serrano da precisamente el título de Plaza de Castillo389 a una de sus novelas sobre la guerra. Los voluntarios que allí forman ofrecen “una síntesis armoniosa de España” y, por ende, de Navarra. El norte y el sur, la “raza rubia y primitiva de las montañas” y “la raza indómita, ibérica y morena de la Ribera” 390. Ahí está la “ Esparta de Cristo” 391 que empuña sus fusiles por la salvación de la católica España.
El poema de Ernesto La Orden Miracle, “Retablo de la Navarra Laureada” 392, reúne con dudoso gusto buena parte de los tópicos anteriores sobre la importancia y la significación del Alzamiento en Navarra. El príncipe Fernando el Santo convoca en el cielo su “Consejo de Estado”. Entre sus miembros se encuentran los Reyes Católicos, Felipe II, Carlos I, Sancho de Navarra, El Cid, Cisneros y Hernán Cortés. El príncipe informa que en España se lucha en una nueva cruzada:“[...] hay un caso extraordinario
¡hay un pueblo todo entero que es mártir, héroe y soldado!” 393 Se trata, claro está, de Navarra. El consejo decide unánimemente otorgarle la laureada. Entonces aparece el apóstol Santiago, flanqueado por Zumalacárregui y Mola.
Les sigue un ejército de ángeles con boina roja, llevan las cadenas de las Navas y hondean la bandera de Navarra y Requeté.
“Tierra santa de Navarra, De tradición relicario,
vivero de la fe en Cristo,
manantial del amor patrio:
porque en un siglo de olvidos
del depósito sagrado
de Dios y Patria, tú sola
lo conservaste intacto.”
394
Navarra relicario de la tradición. El “Arca sagrada de la Tradición gloriosa” 395, dice López Sanz. La imagen interesa porque si Navarra puede llevar a cabo la salvación de España e incluso de todo el mundo es precisamente porque gracias a su proverbial rebeldía se ha mantenido aislada, limpia de los males que han ensuciado Occidente en general y España en particular en los dos últimos siglos. Todo Navarra en la Cruzada396 de López Sanz gira en torno a esta idea. Es el “espíritu indomable de amor a la libertad” 397 que animaba a los vascones de Roncesvalles398, “el deseo constante de ‘echarse al monte’ con la carabina del abuelo” 399, lo que produce el desbordamiento de 1936. “Navarra fue una isla [...] de espaldas a todo lo exótico” 400. También para Ayuso “en los valles de Navarra, como en un pozo profundo, quedaron durante siglos escondidas las cenizas de la auténtica tradición española.” 401. La tradicional belicosidad de sus habitantes contra todo lo foráneo ha obrado el prodigio. Navarra, en efecto, “[...] estuvo siempre en pie y en rebeldía contra los hombres que quisieron falsear la historia, destruir nuestra fe, acabar con nuestra tradición, atrofiarnos de [sic] un costumbrismo exótico y grosero y de unas ideas tan extranjeras como corruptoras.” 402 La fiereza, la voluntad de estar aislados, la desconfianza hacia lo foráneo, etc., han contribuido a mantener a Navarra pura para la Cruzada, a preservarla inmaculada para salvar a la decadente España. El saltus ha quedado subsumido por el ager. Astucias de la razón. “[...] en Navarra quedó embalsamado el espíritu de la España Católica.” 403.
“Navarra, desde la implantación de la República, íbase convirtiendo en regiónisla, y ya se la llamaba la “Tierra Santa.” 404 Al estudiar la batalla de las Navas de Tolosa pudimos observar cómo Navarra salvaba a España y a la Cristiandad entera a costa de un gran sacrificio. También este “milagro” de 1936 exige a Navarra una prodigalidad sin límites y un ofrecimiento costosísimo.
“¡Generosidad bendita, desprendimiento gallardo!” 405, exclama Baldomero Barón, y más adelante añade, “[Navarra] está dando el tesoro de su hacienda y de su sangre [...] por salvar a nuestra España” 406
También José Mª Iribarren407 y Francisco López Sanz insisten en el tópico de la “generosidad” 408 de los navarros en la Cruzada contra la “democracia maloliente” 409. Se trata de “un pueblo que sin exigir nada y renunciando a todo, llevó a la guerra este elevado pensamiento: O salvarse con España, o perecer por España.” 410. Un sacrificio tan elevado, tan oneroso que, como dice un requeté anónimo, “ni por España, sólo por Dios puede hacerse” 411. Exactamente 4.286 muertos en los diversos frentes. Faltan por sumar los fusilados y asesinados en la retaguardia, así como a los navarros que perecieron combatiendo por la República.
1212, 1808, 1936. Tres “momentos cumbres” que Julio Gúrpide pone como ejemplo del “desinterés” con que Navarra “se ha entregado por España”.412. En 1212 el sacrificio sólo produjo para Navarra unos pocos castillos y sus cadenas. En la Francesada, Fernando VII trata como un perro al guerrillero de Navarra Mina y comienzan los ataques al régimen foral. Para Jaime del Burgo, también en 1936 el triunfo obtenido “a costa de sacrificios inmensos” 413 apenas beneficia a la provincia: “Triunfante el movimiento nacional, Navarra volvió a replegarse sobre sí misma, y el centralismo imperante le deparó no pocos sinsabores, que, justo es decirlo, fueron resueltos cuando en última instancia la Diputación acudía ante el Jefe del estado. Pero no supo obtener ningún beneficio especial, ni participó de los grandes planes que favorecieron otras regiones españolas. 414
Notas:
336 José Andrés-Gallego, Historia Contemporánea de Navarra; Ediciones y Libros, Pamplona, 1982, p. 197. Otras
fuentes aumentan estas cifras hasta los 40.000 voluntarios en agosto de 1936. Cfr. José Mª Iribarren, Con el general
Mola. Escenas y aspectos inéditos de la guerra civil, Editorial “Heraldo de Aragón”, Zaragoza, 1937, p. 50.
337 Jesús-Evaristo Casariego, op. cit.
338 Citado por Jaime del Burgo, Requetés en Navarra antes del Alzamiento, Ed. Española, San Sebastián, 1939, p. 38.
Aparece en AET, nº 2, 1934.
339 Cfr. F. López Sanz, “El rojo de la boina”, en su libro Relente, Ed. Española, San Sebastián, 1942, pp. 131-133.
340 Ino Bernard, Mola. Mártir de España, Ed. y Lib. Prieto, Granada, 1938.
341 M. Iribarren, Navarra, op. cit., p. 303.
342 “En la edad, los ideales y el entusiasmo, aquellos campesinos navarros se parecen, como dos gotas de agua, a los
voluntarios carlistas de 1872.” (José Mª Jimeno Jurío, Historia de Pamplona. Síntesis de una evolución, Ediciones y
Libros, Pamplona, 1974, p. 301).
343 Tomás Domínguez Arévalo y Eladio Esparza, Los Mártires de la Tradición, Ed. Príncipe de Viana, Vitoria, 1938,
344 Ibídem, p. 19. El texto reproduce un decreto de Franco.
345 Arako [pseudónimo de Cándido Testaut], Dialogando, ed. Leyre, Pamplona, 1947, p. 319.
346 En F. García Sanchiz, op. cit., Navarra, sin paginación.
347 A. Campión, Euskariana. Cuarta serie, op. cit., p. 160.
348 Jaime del Burgo, El Fracaso de Oroquieta. Navarra en el Alzamiento de 1872, Ed. Siempre, Pamplona, 1951.
349 Ibídem, p. 13.
350 Ibídem, p. 10.
351 Ibídem.
352 T. Toni, op. cit., p. 20. También para Iribarren Navarra es la “nueva Covadonga” (M. Iribarren Paternáin, Una
perspectiva histórica., op. cit., p. 16). Asimismo para López Sanz Navarra es “la Covadonga de esta reconquista”
(cfr. Francisco López Sanz, Navarra en la Cruzada. Episodios, Gestas, Lenguaje, Epístolas y Anecdotario, Ed.
Navarra, Pamplona, 1948, p. 26). Ya en 1934 Máximo Ortabe utiliza la expresión “Nueva Covadonga” en un poema
recogido en M. Ortabe, Jalones del Camino (versos), Iberia, Pamplona, 1948, p. 119.
353 Jaime del Burgo, ¡Huracan! Novela, Ed. Gómez, Pamplona, 1943, p. 100. Para del Burgo los carlistas del XIX se
encuentran también ligados a los cruzados. Ellos, en efecto, “contuvieron el avance de la morisma liberal y
republicana” (Jaime del Burgo, Cruzados. Drama carlista en prosa y en verso, Imp. La Acción Social, Pamplona,
1934, pp. 7-8).
354 Baldomero Barón, Romancero Popular Navarro, III volumen, Imprenta de J. García, Pamplona 1937, p. 5.
355 F. López Sanz, Navarra en la Cruzada, op. cit., p. 12.
356 Cfr. “Las cadenas de las Navas de Tolosa figurarán en la grandiosa fiesta de la Victoria que se va a celebrar en
Madrid”, en D. N., 10-V-1939.
357 J. del Burgo, España en paz. Navarra, op. cit., p. 8. Se trata del prólogo de García Serrano.
358 E. Esparza, Pequeña historia, op. cit., p. 128.
359 I. Bernard, op cit., p. 205. Las cursivas son suyas. Más adelante insíste todavía más gráficamente: “Mola: Navarra.
Navarra: Mola” (p. 206, cursivas suyas).
360 Citado por Bernard, op. cit., p. 244.
361 M. Iribarren, Una perspectiva histórica, op. cit., p. 38.
362 A título de curiosidad, Joaquín Arrarás señala que entrado julio de 1936 Mola todavía no había llegado a un
acuerdo con los carlistas. Cfr. Joaquín Arrarás, Historia de la Segunda República Española, Ed. Nacional, Madrid,
1968, tomo IV, pp. 308-310.
363 M. Iribarren, Una perspectiva histórica, op. cit., p. 60.
364 F. López Sanz, Navarra en la Cruzada, op. cit.
365 Ibídem, pp. 65, 83
366 Cfr. José J. Arazuri, Pamplona, calles y barrios, Gráficas Castuera, Pamplona, 1979-1980, tres tomos.
367 A este respecto es ilustradora la lectura del árticulo de Juan P. Esteban, “Navarra Española”, publicado en D. N.,
10-X-1936. Desde Sancho el Mayor a 1936 toda la historia de Navarra es leída como contribución a la causa de
España.
368 B. Barón, Romancero, op. cit., p. 3.
369 Ibídem, p. 39.
370 Ibídem, p. 2, p. 7.
371 Ibídem, p. 3.
372 J. Gúrpide, Geografía e Historia, op. cit., p. 136.
373 Adrián de Loyarte, “¡Oh, tu Navarra, en emoción de grandeza!”. en D. N., 4-X-1936, p. 6.
374 F. López-Sanz, Relente, op. cit.,p. 95.
375 J. del Burgo, Requetés en Navarra, op cit., p. 184.
376 La conexión entre la cita de Shakespeare (que proviene de los Trabajos de amor perdidos) y la guerra de 1936
aparece en J. M. Iribarren, “Navarra Foral y española”, op. cit., p. 176.
377 Citado en F. López Sanz, Relente, op. cit., p. 99.
378 Ibídem, p. 99.
379 E. Esparza, Pequeña historia, op. cit., p. 118.
380 Ibídem.
381 J. M. Iribarren, “Navarra Foral y Española”, op. cit., pp. 175-176.
382 B. Barón, Romancero, op. cit., p. 127. Cfr. General Luis Redondo y Comandante Juan de Zavala, El Requeté (La
Tradición no muere), Ed. AhR, Barcelona, 1957, p. 416: “Toda Navarra estaba en pie. Abuelos, padres, hijos,
mujeres,... Aquello fue un torrente inimaginable.”
383 I. Bernard, op. cit., p. 156.
384 La expresión es de T. Ayuso, Peregrinación navarra, op. cit., p. 16.
385 Cfr. J. del Burgo, Conspiración y guerra civil, Alfaguara, Madrid, 1970, p. 29; F. García Sanchiz, Navarra, op
cit. F. López Sanz, Navarra en la Cruzada, op. cit. Merece la pena citar la supuesta anécdota que refiere este último
libro. Un requeté es interrogado por su superior:
“- Si mueres, ¿a quién quieres que avise?
-A José María Errandonea, 65 años, Tercio de Montejurra, es mi padre.
-¿Y...si no está?
-A José María Errandonea, 15 años, Tercio de Montejurra, es mi hijo.”(p. 290).
386 F. López Sanz, Navarra en la Cruzada, op. cit., p. 44.
387 J. del Burgo, Conspiración y guerra civil, op cit., p. 27 y pp. 66 y ss.
388 M. Iribarren Paternáin, Navarra, op. cit., pp. 305-306. Cfr. J. Jimeno Jurío, Historia de Pamplona, op. cit., p. 301:
“La Plaza del Castillo es la copa desbordada de boinas rojas, de Oriamendi, de vítores.”
389 Rafael García Serrano, Plaza del Castillo, op. cit.
390 Ibídem, p. 264.
391 Ibídem.
392 Ernesto La Orden Miracle, “Retablo de la Navarra Laureada” Príncipe de Viana, nº 1, 1940.
406 Ibídem, p. 104. Corchete mío.
407 Cfr. José Mª Iribarren, Con el general Mola, op. cit. La presencia del tópico es constante. Este libro es la primera
biografía de Mola, del que Iribarren fue secretario. Sería censurada ese mismo año. Iribarren publicó una segunda
versión que contó ya con el beneplácito oficial: Mola. Datos para una biografía y una historia del Alzamiento
Nacional, Talleres Heraldo de Aragón, Zaragoza, 1938.
393 Ibídem, p. 146.
394 Ibídem, p. 149. Cursivas mías.
395 F. López Sanz, Relente, op. cit., p. 123, la expresión la toma de El Noticiero de Zaragoza.
396 F. López Sanz, Navarra en la Cruzada, op. cit.
397 Ibídem, p. 23.
398 Cfr. F. López Sanz, “Navarra lleva en su seno”, op. cit., p. 121: “Navarra conservó intacto, sin malbaratarlo,
antes bien acrecentarlo, el tesoro espiritual, el temple indomable, las virtudes indestructibles y el alma de la raza que
le legaron aquellos fieros guerreros, los indómitos vascones que derrotaron y humillaron en Altobiskar a los mejores
caballeros de Carlomagno”.
399 F. López Sanz, Navarra en la Cruzada, op. cit., p. 24.
400 Ibídem, pp. 28-29.
401 Palabras recogidas en Peregrinación navarra, op. cit., p.22.
402 F. López Sanz, Navarra en la Cruzada, op. cit., p. 18. Las cursivas son mías.
403 E. Esparza, Pequeña historia, op. cit., p. 116.
404 Ibídem, p. 128. Las cursivas son mías.
405 B. Barón, Romancero, op. cit., p. 7.
408 F. López Sanz, Navarra en la Cruzada, op. cit.,p. 12.
409 Ibídem, p. 21.
410 Ibídem, pp. 12-13.
411 Ibídem, p. 309.
412 J. Gúrpide, Navarra foral, op cit., p. 50.
413 J. del Burgo, Historia de Navarra, op. cit., p. 627.
414 Ibídem, pp. 627-628.
LA BATALLA DE SANTANDER (14/8 al 1/9-1937) Y LOS TERCIOS NAVARROS Y VASCOS
1ª BRIGADA NAVARRA
Mando: Coronel Rafael García Valiño Marcén
1ª Agrupación
Mando: TCol. Joaquín Gual Villalonga
2ª Agrupación
Mando: TCol. Rafael Tejero Saurina
3ª Agrupación
Mando: TCol. Julio Pérez-Salas García
4ª Agrupación
Mando: Comte. Miguel Martínez Vara del Rey Córdoba-Benavente
Unidades:
. 1º Batallón de América nº 23
. 2º Batallón de América nº 23
. 4º Batallón de América nº 23
. 6º Batallón de América nº 23
. 8º Batallón de América nº 23
. 2º Batallón de San Marcial nº 22
. Tercio de Requetés de Navarra
. Tercio de Requetés de Lacar
. Tercio de Requetés de San Fermín
. Tercio de Requetés de Montejurra
. Tercio de Requetés de Zumalacárregui
. Tercio de Requetés de Roncesvalles
. 2ª Bandera FET de Navarra
. 5ª Bandera FET de Navarra
2ª BRIGADA NAVARRA
Mando: Coronel Agustín Muñoz Grandes
- Cuartel General en Ocharan (Vizcaya)
- Despliegue: Desde el Alto de Las Muñecas al macizo de Castro Alén (ambas alturas incluidas)
1ª Media Brigada
Mando: TCol. Jesús Esparza Arteche
2ª Media Brigada
Mando: Comandante Arroyo
Unidades:
- 3º Batallón de América nº 23
- 5º Batallón de América nº 23
- 1º Batallón de Arapiles nº 7
- 4ª Bandera FET de Navarra
- 27ª Bandera FET de Navarra
- 28ª Bandera FET de Navarra
. Tercio de Requetés de Ntra. Sra. del Camino.
. Tercio de Requetés de San Ignacio.
. Tercio de Requetés Oriamendi.
. Tercio de Requetés de Ntra. Sra. de Begoña (Álava).
3ª BRIGADA NAVARRA
Mando: Coronel Latorre
- Cuartel General en Sopuerta (Vizcaya)
- Despliegue: A la izquierda de la 2ª Brigada hasta el Pico Nevera, excluido
1ª Media Brigada
Mando: TCol. Erviti
2ª Media Brigada
Mando: TCol. Ildefonso Navarro Villanueva
Unidades:
- 2º Batallón de Burgos nº 31
- 2º Batallón de Sicília nº 8
- 3º Batallón de San Marcial nº 22
- 9º Batallón de Bailén nº 24
- Tercio de Requetés de la Virgen Blanca
- Grupo y Agrupación de Caballería
4ª BRIGADA NAVARRA
Mando: Coronel Camilo Alonso Vega
1ª Media Brigada
Mando: TCol. Emilio Torrente Vázquez
2ª Media Brigada
Mando: Comte. Saleta
3ª Media Brigada
Mando: Comte. Pedro Ibisate Gorría
Unidades:
- 5º Tabor del GFRI de Tetuán nº 1
- Batallón B de Cazadores de Melilla nº 2
- Batallón C de Cazadores de las Navas nº 2
- 6º Batallón de San Marcial nº 22
- 1º Batallón de Flandes nº 5
- 2º Batallón de Flandes nº 5
- 3º Batallón de Flandes nº 5 (8ª Compañía de Requetés de Álava)
- 3º Batallón de Sicília nº 8
- 4º Batallón de San Quintín nº 25
- 5º Batallón de la Victoria nº 28
- 3º Batallón de Bailén nº 24
- 4º Batallón de Bailén nº 24
5ª BRIGADA NAVARRA
Mando: Coronel Juan Bautista Sánchez González
1ª Media Brigada
Mando: TCol. Armendáriz
2ª Media Brigada
Mando: TCol. Juan Fernández-Capalleja Fernández-Capalleja
3ª Media Brigada
Mando: TCol. Venancio Tutor Gil
Unidades:
- 4º Tabor del GFRI de Alhucemas nº 5
- 4º Batallón de Zamora nº 29
- 7º Batallón de Zamora nº 29
- 1º Batallón de Ametralladoras nº 7
- 3º Batallón de Argel nº 26
- 5º Batallón de San Quintín nº 25
- 167º Batallón de San Quintín nº 25
- 8º Batallón de Valladolid nº 20
- 9º Batallón de Zaragoza nº 30
- Tercio de Requetés de San Miguel
- Tercio de Requetés de Nuestra Señora de Begoña (Vizcaya)
- 1ª Bandera FET de Navarra
- 3ª Bandera FET de Navarra