TERCIO DE NUESTRA SEÑORA DEL PILAR (TERCIO DEL PILAR)

La Virgen María, cuando todavía moraba en Jerusalén antes de su gloriosa Asunción a los cielos, vino a Zaragoza a consolar y animar al Apóstol Santiago. Este se encontraba, con los primeros convertidos, a las orillas del río Ebro, predicando el Evangelio. Desde tiempo inmemorial, estos hechos se sitúan en la noche del 2 de enero del año 40 de la era cristiana.

Tres son los rasgos peculiares que caracterizan esta tradición y la distinguen de las otras:
- Se trata de una venida, no de una aparición de la Virgen.

- Otra característica de esta tradición es la Columna o Pilar que la misma Señora trajo para que, sobre él, se construyera la primera capilla, que de hecho, sería el primer Templo Mariano de toda la Cristiandad.



- El tercer rasgo es la vinculación de la tradición pilarista con la tradición jacobea. Por ello, Zaragoza y Compostela, el Pilar y Santiago, han constituido dos ejes fundamentales, en torno a los cuales ha girado durante siglos la espiritualidad de la patria española.


Del libro de D. Luís Fabián Blázquez "Riesgo y Ventura de los Tercio de Requetés", Ed. Actas.

.... En recuerdo del Teniente Coronel Laureado D. Francisco Pueyo Ayneto me ha obligado a repasar con la memoria la formación bien dilatada de los muchos que murieron en mi Tercio....¡Santa Quiteria, ruptura del frente aragonés, Balaguer, Serós, Ebro, Serranía de Córdoba!..Ya no alcanzó a luchar con nosotros en los últimos frentes. Le obligó la Campaña   tomar un puesto superior. El día de su muerte alentaba en vanguardia el difícil avance de su Agrupación, en la 5ª División de Navarra, ante sus Requetés del San Miguel y Castellano de Mola, con los que se ocupa la posición "La Cumbre" en el sector del pueblo de Vallbona en el Frente de Catalunya.

 

Laureado Tte.Coronel D. Francisco Pueyo Ayneto fundador del Tercio de Nuestra Señora del Pilar

 

¡Virgen Santa Madre mía Luz Hermosa Claro día!

La Virgen con el fajín de Emilio y el Escudo de la Dinastía de D. Carlos y con el escudo de la Santa Tradición.

¡Viva la Dinastía Legitima!

Allá en el frente catalán quedaba su Tercio del Pilar, recordando su entusiasmo y sus virtudes como organizador de la Unidad en Zaragoza y en los frentes, y como Jefe indiscutible, así como su campechanía y sus alardes. ¡Aquella tranquilidad con que, ayudado de su valor y sordera, se reía con suavidad de algún "neófito", entre nubes de balas!: "¿Tiran mucho?" y llovían como granizo. "¡No saludes!", amagando con su cayata sobre la cabeza de algún inexperto que involuntariamente e agachaba ante un zumbido próximo.

El 23 de Octubre de 1937 su actuación personal  en la cima sangrienta del espolón aragonés conocido  por Ermita de Santa Quiteria, sobre Tardienda, le valía un ascenso a Comandante por meritos de Guerra.

Ermita de Santa Quiteria (Tardienda)

La toma de Caspe, del 14 al 17 de marzo de 1938, citaciones de extraordinaria distinción. Su muerte, que glosamos ahora, el asenso por meritos de Guerra al empleo de Teniente Coronel de Infantería, para el que se hallaba habilitado.


RESUMEN DEL TRABAJO "REQUETÉS ARAGONESES EN LA GUERRA CIVIL"

Derechos de Autor Propiedad de D. José Álvarez Limia. Requeté del Tercio de Oriamendi (Texto total o parcial sometidas a la Ley de Propiedad Intelectual)

En el libro de Julio Aróstegui LOS COMBATIENTES CARLISTAS EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA, se cuenta de la importancia del voluntariado aragonés, para lanzar a la lucha nada menos que cinco Tercios de requetés (solamente superado ese número por los del País Vasco y Navarra), que combatieron en todos los frentes de España: Nuestra Señora del Pilar, María de Molina, Santiago (otro con el mismo nombre salió de Galicia), Numancia y Almogávares.

Se relata en el libro antes citado que  ...la llegada a Zaragoza en los primeros días del Alzamiento de una expedición de voluntarios navarros... al rededor de mil combatientes, en tren, sirvió para afianzar el dominio de los sublevados en Zaragoza y su entorno, y fortaleció al Requeté aragonés...

Hay que resaltar que en Zaragoza existían importantes raíces Carlistas que encabezaba Jesús Comín, que desarrolló una muy importante labor en la creación de los Tercios aragoneses.  D. Luís Alfonso Alcarazo, historiador, coautor del libro de reciente aparición, "GUERRA CIVIL ARAGÓN", además de otras publicaciones, podrá historiar, si no lo está haciendo ya, tan apasionante tema.

Parece ser  que de los Tercios aragoneses el que mayor resonancia tubo a nivel popular, incluso entre todas las unidades del Requeté, fue Nuestra Señora del Pilar, que incluso tenía su himno propio; pero todos rayaron a gran altura y todos llegaron al final de la contienda, excepto el Tercio de los Almogávares, que resultó aniquilado en la batalla de Belchite. Un año de existencia ha tenido, breve, pero muy intensa, sufriendo continuamente ataques durísimos del enemigo, que en numerosas ocasiones llegaron al trance terrible, y más temido por cualquier combatiente, del cuerpo a cuerpo. Allí, en Belchite, se desangró y murió el Tercio de los Almogávares. Eso, si, como a título póstumo, le fue concedida la Laureada de San Fernando colectiva, que los escasos supervivientes (unos 30) pudieron lucir,  integrados ya en el Tercio de Nª Sª del Pilar.

El Requeté aragonés fue una poderosa y valiente fuerza de choque y, además, supo elegir muy bien los nombres de sus Unidades:  Nª Sª del Pilar, Mª de Molina, Santiago, Numancia y Almogávares; pero yo estimo que los nombres de los dos últimos debieron ser invertidos: Almogávares debió denominarse Numancia, porque numantina fue la épica defensa que hizo de Belchite.

El himno del Tercio de Nuestra Señora del Pilar, que fue cantado por muchos requetés, dice así:
A la orilla del Ebro, el requeté,
que veía su patria sucumbir
levantó la bandera de la fe
y juró defenderla hasta morir.

Por España su vista paseó,
y a sus nobles hermanos de ideal
con un grito de guerra convocó,
que fue clarín de fe, llamada triunfal.

Y a la sombra del templo milagroso,
de la raza magnifico solar,
formaremos un tercio valeroso
que será nuestro tercio del Pilar.

Y lleno de coraje y de amor el corazón,
lucharemos decididos por salvar la tradición.

La boina roja es testigo
de que la lleva un valiente,
que le dice al enemigo:
"Por este color te obligo
que me apuntes a la frente.

Mi frente no vale nada,
mi pecho quiero guardar,
porque en él llevo encerrada
a mi Virgen del Pilar".

Boinas rojas, a luchar,
Defendiendo nuestra bandera.
Boinas rojas combatid.
¡Por España, vencer o morir!.

ESCENAS DE GUERRA JAMÁS CONTADAS

Recuerdos de un requeté del Tercio del Pilar.

 

D. DOMINGO RIPOLL i PALLISÉ, 95 años.

Requeté del Tercio de la Virgen del Pilar

 Diciembre de 2005

 

El Tercio de Requetés Ntra. Sra. Del Pilar, en el avance del frente de Aragón hacia Cataluña perdió muchos de sus efectivos y al no tener voluntarios para cubrir las bajas se tenía que deshacer. Era una lástima por su historial. Después de varias gestiones se encontró una solución. El Tercio de Ntra. Sra. de Montserrat tenía una Compañía de  depósito de 400 voluntarios para formar el Tercio de San Jorge, sin historial, ya que tenía que formarse y decidieron rehacer el Tercio del Pilar, mandaron a éste 120 hombres, que era el efectivo que se necesitaba para cubrir sus bajas, o sea, 30 catalanes a cada compañía y así quedó rehecho el Tercio del Pilar.

 

Para acoplarlo se buscó una finca muy grande en las inmediaciones de Balaguer, a dos kilómetros. Allí se hacía instrucción, guerrillas, tiro, etc. A los quince días fue dado de alta y trasladado de Balaguer a la cabeza de puente, 10 kilómetros de largo, de Camarasa a Vallfogona, y de fondo 8 km., de Balaguer a Asentiu.

 

Cada 15 días teníamos que efectuar relevo, algo que no se cumplió. Al efectuar el primer relevo, a los dos días, tuvimos que incorporarnos, pues el enemigo les atacó y perdían la posición. Reestablecida ésta, quedamos en su defensa y la siguiente pasó lo mismo, así que protestamos al Mando que el Tercio estaría permanentemente en la cabeza de puente.

 

El día 25 de julio, cuando los rojos cruzaron el Ebro, estábamos a punto de celebrar la Santa Misa. Empezó un bombardeo artillero que duró más de una hora con obuses de 12 x 40 por toda la cabeza de puente. Tuvimos algunas bajas. Pasado el bombardeo vinieron diez tanques, cuatro de ellos atacaron todas las posiciones con terreno llano. Nos pasaban por encima y, al pasar, les tirábamos botellas con líquido inflamable y allí se quedaron con la tripulación dentro. Los otros seis marcharon por la carretera hacia Balaguer. Había un antitanque dentro de un parapeto para defender la carretera. Al hacerles fuego los tanques, con los cañones y ametralladoras, los aniquilaron quedándose el sargento sólo. Cuando el último tanque pasó a su altura, sacó el antitanque del parapeto. Él solo se cargó a los seis tanques y fue condecorado por ello por el Generalísimo.

 

Al pasar lista se nos informó de la muerte del tirador del fusil ametrallador de la 1ª Cía., el Sr. Paniagua, pasando a ocupar su puesto el primer proveedor, Domingo Ripoll.

 

A los pocos días del mes de agosto hubo una falsa alarma. Era a medianoche cuando el centinela dio el “alto ¿quién vive?” y al no contestar, tiró una bomba que fue contestada por todo el frente. Llegó el teniente y gritó “¡alto el fuego!” y quedó todo parado. La causa de todo fue que por donde transcurre la carretera que va a Balaguer hay un campo de olivos, el terreno es inclinado y los olivos sufrieron una helada y se quemaron a nivel del suelo, y como los troncos eran muy grandes se cortaron las ramas y quedaron los troncos; del suelo salieron rebrotes y los labradores dejaron dos o tres de ellos en cada tronco, al hacer viento aquellos rebrotes se habían hecho grandes y con el viento se movían y los troncos parecían personas. Esto fue lo que pasó y causó la confusión.

 

Entre la posición del enemigo y la nuestra había una paridera y ésta tapaba la posición y como no se veía estábamos derechos, sin preocuparnos. Pero un buen día, por la noche, se quedó un enemigo detrás de la paridera y nos causó una baja. Al día siguiente el sargento pidió voluntarios y la paridera desapareció.

 

Durante el mes de agosto, en la cabeza de puente, cambiamos las posiciones. Los que guarnecían la parte de Camarasa se trasladaron a Vallfogona, y de esa manera conocías toda la cabeza de puente. En la parte de esta última población se hizo la permanencia más acogedora. En la parte del río el agua te cubría unos cuatro palmos y allí nos bañábamos los contendientes de los dos ejércitos, cambiándonos el tabaco y el papel de fumar ¡Aquello no era guerra!  Allí había mucha huerta y no se cosechaba nada, yo en la chabola llegué a tener medio saco de nueces. La gente se había marchado, estaba todo en manos de los dos contendientes. Pasamos los días que estuvimos allí como si no hubiera guerra.

 

La vida en la cabeza de puente era muy aburrida, por eso pedíamos ir al frente,  teníamos ganas de combatir.

 

Con los compañeros de la cocina estábamos muy ligados. Ellos fueron los primeros que se enteraron que saldríamos para el frente a mediados de septiembre. Un día cuando fuimos a cenar nos dijeron que tenían órdenes de recoger todos las cacharros de la cocina para marchar, y así fue. Cenamos y después el sargento nos dijo que nos preparáramos porque en dos horas saldríamos para el frente. Los compañeros de la cocina nos dijeron que en la hoja de ruta que les habían dado se les indicaba la dirección de Batea, y hacía allí se marcharon.

 

Al cabo de dos horas llegaron los camiones, se formó la caravana y salimos…El servicio de inteligencia del ejército había detectado movimiento de fuerzas por Vilanova de la Barca. Se puso en acción el espionaje y se supo que el enemigo estaba proyectando una incursión entre Balaguer y Menarguens. Entre estas dos poblaciones había una gran alambrada de cinco tiras de alambre y cada cinco o seis metros uno de traveseras que unía las piquetas y terminaba clavado al suelo. Por esta alambrada no podía pasar un mosquito y habían comprobado que no había ninguna fuerza por lo que decidieron hacer una incursión por este lugar.

 

El espionaje dio su resultado. Se supo que en la carretera que cruza el río Segre había preparada la siguiente fuerza: Dos medias Brigadas, un escuadrón de Caballería, diez tanques y una Compañía de pontoneros.

 

La incursión debía de hacerse aquella madrugada y el Tercio acababa de salir para el frente del Ebro. Mandaron a dos motoristas, interceptando su viaje y retornaron al lugar que los motoristas les indicaron.

 

Hecha la maniobra para retornar, llegaron al lugar indicado por los motoristas. El Comandante prohibió que nadie fumara, ni que se encendieran mecheros ni que se hablara alto. Ordenó que todo el mundo ocupara su lugar y esperara que el enemigo apareciera, sin tirar un tiro hasta que él diera la señal. Cuando él  tirara la bomba, ¡todo a discreción! Mientras, mandó una escuadra que bajara a espiar lo que hacían. Al cabo de un rato subió la escuadra y comunicó que tenían hecho un metro de puente.

 

Cuando empezó a amanecer aparecieron los tanques, subían a dos de fondo. Al llegar a las alambradas los dos primeros tanques se pararon y abrieron las puertas, comprobaron con unos aparatos la alambrada, que no hubiera electricidad. Hecha la comprobación cerraron la puerta, y en ese momento el Comandante tiró la bomba. Los lanzadores de botellas de líquido inflamable tiraron a los cuatro tanques que estaban en las alambradas, quedando incendiados con la tripulación dentro; los otros seis que estaban más lejos dieron media vuelta hacia el río.; la infantería que subía detrás de los tanques quedó diezmada: muertos, heridos…solamente se oían gemidos y quejas de dolor.

 

Al llegar abajo del río los seis tanques, subió la caballería creyéndose que los cuatro primeros tanques eran para cortar y retirar las alambradas y se encontraron con que las alambradas estaban en su sitio. Fue un desastre para la caballería y sus jinetes.

 

Al cabo de una hora apareció la aviación que bombardeó toda la cuenca del río. No se oía nada más que “¡ay, ay, ay!”. Finalmente corrió la voz que rápidamente abandonaran el canal los que estaban dentro. Habían abierto las compuertas de los pantanos de Tremp y de Camarasa  y bajaba un frente de agua de siete metros de altura y esto fue el final: no quedó nada de esta “escena”, todo se fue al Ebro…

 

Cristóbal Castán Ferrer

 

CANCIÓN COMPUESTA EN EL FRENTE DE BALAGUER

 

La primera Compañía, cuando sale de instrucción

se distingue de las otras en toda operación,

pues tiene sus boinas rojas, que les gusta presumir,

haciendo bien las guerrillas para hacerse distinguir.

 

Es honra y honor de España el gran Tercio del Pilar,

lo ha demostrado en campaña porque sabe pelear,

Comandante y oficiales saben muy bien dirigir,

las victorias son triunfales, nuestro camino a seguir.

 

Todos juntos cantaremos, Requetés de la Primera,

a España hacerla queremos una, grande y verdadera,

con una gran Monarquía, defensora de la fe,

con su amor a María y a su rey Javier "Primer".

 

Domènec Ripoll i Pallissé (requeté del Tercio del Pilar)
 

¡Nuestro Señor ha llamado al Requeté defensor de la Fe!

que luchó en los Tercios de Nuestra Señora de Montserrat y Virgen del Pilar

D. Domingo sigue ayudándonos desde el Cielo

 

 


 En recuerdo de PONCIANO GORMAZ TORCAL (Sargento del Pilar)

Fotografías del Requeté del Tercio de la Virgen del Pilar Ponciano Gormaz Torcal

El Sargento Ponciano dio su vida por Dios, La Patria, los Fueros y el Rey Legitimo en la BATALLA DEL EBRO, posiblemente en la lucha por la importante posición de Pinos Quemados cerca de La Fatarella.

El último trabajo de D. Domingo fue el contar la Heroica Historia del Sargento Ponciano a sus Familiares que desconocían que había pasado con su cuerpo ya que sabían que había caído en la Batalla del Ebro: D. Domingo me la contó personalmente y estaba preparando un escrito con su relato, pero después de largos meses en que D. Domingo nos ha dejado he decidido que mejor poner sus notas en tres páginas A4 que el mismo mecanografío con mucho esfuerzo.

 

 

 


Sabiñánigo. Serrablo. 1931-1938.

José Carlos Castán Ara

En el mes de junio los actos de hostigamiento a las comunicaciones y a las instalaciones fabriles habían llegado a su punto máximo. A principios de mes los republicanos tomaron Casa Batanero, con lo que el ferrocarril y la carretera quedaban a tiro de fusil.

Los nacionales pasaban momentos de apuro, a lo que se unía la imposibilidad de recibir refuerzos dada la delicada situación por la que atravesaban otras partes del frente de Aragón, más importantes táctica y estratégicamente. La defensa del frente aragonés desde los Pirineos hasta Huesca estaba encomendada a la División 51 mandada por el general Gustavo Urrutia, con cuartel general en Ayerbe y formada por las siguientes fuerzas:

Los efectivos en hombres eran muy superiores a los de una división normal: sobre los 17.000.

Veamos como estaban distribuidos los nacionales en el frente del Serrablo: a principios de junio de 1937 el sector estaba al mando del coronel Caso, con cuartel general en Jaca, cabecera de la primera Brigada de la División 51. El frente estaba dividido en dos sectores y un subsector. En el primer sector (Biescas) se situaba en Panticosa la compañía de esquiadores; en Gavín, una compañía de infantería con dos fusiles ametralladoras, un mortero de 81 milímetros y dos de 50 (unos 120 hombres). En una segunda línea había en Biescas y en blocaos a la izquierda del Gállego una sección de infantería y cuarenta Panteras del Valle de Tena (unos 80 hombres en total como refuerzo inmediato).

En el sector de Sabiñánigo ocupaban las trincheras y fortificaciones de Senegúé una compañía de infantería. En Sabiñánigo y posiciones dependientes un total de cinco compañías de infantería, una de carabineros y una de ametralladoras con siete máquinas (más de 800 hombres). En Yebra había dos secciones con una ametralladora y en Osán, una sección.

En el subsector de Orna, dos compañías de infantería (unos 250 hombres).

En cuanto a la artillería, en Cartirana estaba emplazada, como ya sabemos, una sección de tres cañones antiaéreos de 76,5 milímetros. En Sabiñánigo, en las inmediaciones de la estación, una sección de cañones de 75 milímetros en montaje antiaéreo. También en Sabiñánigo, una batería de viejos cañones de 9 centímetros. En el Hostal de Ipiés y Arto, una sección de 9 centímetros y otra de 15 centímetros.

Todos estos hombres estaban ya fogueados y gozaban de una buena moral amparada en una efectiva propaganda y en una férrea disciplina militar. Las unidades de milicias falangistas y los requetés estaban revestidos de un entusiasmo inusual y de gran capacidad combativa y de sacrificio, aunque la disciplina no fuera siempre total. En la mismísima Falange de Sabiñánigo se produjo la deserción de un falangista que se pasó al lado contrario: se llamaba Romeo.

Hasta junio de 1937 se habían movilizado del lado nacional las quintas de 1931, 32, 33, 34, los excedentes de 1935, la quinta de 1936 y la de 1937, estando en movilización la quinta de 1930[1].

En estas fechas la guerra de España toma otro rumbo. Caída Málaga, el esfuerzo principal nacionalista se va a fijar en el norte, donde Mola ejerce como auténtico virrey. El 31 de marzo el Ejército del Norte desencadena su ofensiva con cuatro Brigadas navarras a las que se añaden una división y una brigada italianas. Aún siendo superiores los vascos en número la abrumadora ventaja blanca en material, sobre todo, contando con la Legión Cóndor, les hará retroceder poco a poco. El avance será lento y el 20 de abril Mola impulsa nuevamente su ofensiva; las tropas vascas se repliegan luchando por cada palmo de terreno. En esta situación se llega al mes de junio, en cuyos días 11 y 12 se rebasan los primeros puntos del "Cinturón de Hierro" de Bilbao. La caída de esta ciudad es cuestión de días.

Para aliviar la presión nacionalista sobre las líneas vascas el estado mayor republicano lanza ataques secundarios de diversión sobre otros frentes. El primero de ellos, a finales de mayo y dirigido a la ocupación de los pueblos de la Granja y Balsain, en la sierra madrileña, que se salda con la ocupación del primero y la estabilización de las líneas.

La otra maniobra de diversión, más importante, tiene como fin la ocupación de Huesca con un ataque proyectado para el día 12 de junio. El asalto se encomendó a un Cuerpo de Ejército y a las divisiones 45 y 28, que llevarían el peso principal de la batalla. La División 451 con parte de su componente internacional, sufre un grave percance el mismo día 12 al perder a su jefe, el escritor húngaro Zalka (Luckas), al ser alcanzado el coche en el que viajaba al atravesar una zona batida por la artillería en las inmediaciones de Igriés. La 28 División (Jover) se encargó de realizar el eje principal de la maniobra descendiendo por el norte desde la sierra de Gratal para alcanzar la carretera de Jaca y cortar así la única vía de salida de la capital oscense. En la noche del día 12, las avanzadillas republicanas se habían descolgado desde las cercanías de Bolea hasta Esquedas, ocupando momentáneamente el pueblo. Por la mañana la 28 se estrelló sangrientamente ante las líneas nacionales del carrascal de Chimillas y del monte Mondó. Combates encarnizaos se suceden estos días entre trincheras y las bajas por ambos lados son numerosas. Un nuevo intento de asalto el día 16 produjo también resultados infructuosos. Quedó parado este frente con gran acumulación de tropas y de medios, estabilizándose con posiciones férreas y fuertemente fortificadas. En estos días fueron continuos los bombardeos de Huesca y de otras poblaciones, entre ellas, el día 16, Ayerbe, buscando el cuartel general de la división nacional.

Como complemento de la ofensiva sobre Huesca y para fijar las reservas nacionales de Jaca se encomienda por el alto mando a la 130 B. M. un conjunto de acciones secundarias. Los servicios de información de la 130 Brigada, en infiltraciones sobre territorio enemigo, habían estimado que, a parte de las fuerzas encargados de vigilar el frente, en Jaca había un batallón organizado de 800 hombres del Regimiento Galicia nº 19, además del sexto batallón de este Regimiento en organización. También habían detectado que en Ayerbe acababan de realizar la instrucción 1.200 hombres siendo enviados al frente de Huesca, quedando sólo de guarnición la plana mayor y una compañía de infantería.

Las fuerzas de la 130 B.M. en la proporción conveniente que estimase su jefe, efectuarían tres golpes de mano: uno sobre el lago de Bachimaña; otro sobre el fuerte de Santa Elena, ocupándolo si fuese posible; y un tercero sobre la carretera de Sabiñánigo a Yebra de Basa para cortarla y aislar la guarnición de este último pueblo. Estas acciones se llevarían a cabo el día 12 de junio. En el primer golpe de mano se enfrentarán los esquiadores de los dos Ejércitos en una guerra rápida sobre nieve. Desde Bujaruelo se intentan ganar las alturas de esas montañas sin poder conseguirlo. Un contraataque de la compañía de esquiadores nacional sorprende a una patrulla republicana en sierra Tendeñera, causándole varias bajas.

El ataque al fuerte de Santa Elena no tuvo especiales consecuencias, resistiendo los nacionales amparados en los gruesos muros del fuerte.

La tercera acción de las programadas si tuvo más éxito y contribuyó a hacer más estrecho el cerco que amenazaba Sabiñánigo. La artillería se cebaba estos días con las fábricas y el ferrocarril tenía el paso difícil, sin circular algunos días. El día 13 de junio, los republicanos ocupan las coronas de San Juan y el monte de las Cucullas, interrumpiendo el tráfico de la carretera a Yebra. El teniente Lacasa entra el 13 en Casa Batanero; el corte del ferrocarril se muestra como una posibilidad muy factible. Los nacionales, que han resistido la embestida, logran recuperar en la noche del 14 al 15 el pueblo de Allué, conquistado por los republicanos a primeras horas del día. Quedaba aislado, momentáneamente el pueblo de Yebra de Basa.

La situación en que habían quedado los nacionales era delicada: casi cien hombres encerrados en Yebra, una pérdida muy importante dada la precariedad del número de combatientes, y pérdida de posiciones dominantes que imposibilitaban el tráfico por la carretera de Yebra y el acercamiento a Sabiñánigo por las crestas montañosas más elevadas. Era muy importante recuperar el terreno perdido y enlazar con la guarnición de Yebra que corría el peligro de ser aniquilada. Para ello se planeó una pronta operación de desalojo para el día l6 de junio con el fin de liberar del fuego republicano la carretera de Sabiñánigo a Yebra, batida desde San Román y alturas del Coronazo, al norte de la carretera, y altura de las Cucullas al sur de aquélla.

Para llevar a cabo esta operación, a las fuerzas locales se unieron otras de la Brigada Móvil, que constituía la reserva general del frente aragonés, y con todas ellas se formaron dos Agrupaciones, para actuar en forma de columna, al mando de los comandantes Cáceres y Clarós. La primera, partiendo de Osán y de Yebra, ocuparía San Román y, la segunda, saliendo de Allué, alcanzaría la Cucullas por detrás.

Las dos Agrupaciones estaban integradas por:

Como artillería figuraba una batería de montaña de 105 milímetros. En reserva quedaba una Mehal-la de moros de Tetuán.

Tras vivo tiroteo y, ante la superioridad de las fuerzas atacantes, los republicanos se retiraron de sus posiciones anteriormente ocupadas. Se salda pues la operación con el desalojo de las Cucullas y la ocupación de San Román (Triste destino el de estos pueblos de cambiar de bando continuamente).

El día 17 hubo tranquilidad y no se operó, pero el día 18, el coronel Caso, jefe de la primera Brigada de la División 51 encargada del sector de Jaca, decidió, aprovechando las dos Agrupaciones formadas, despejar el ángulo sur de Sabiñánigo para liberar, así, la presión republicana sobre las vías de comunicación paralelas al Gállego: la carretera y el ferrocarril. La segunda Agrupación partió desde la pardina de Centenero con la intención de asaltar frontalmente las cotas de Bailín y Casa Batanero. La primera, en forma de flecha, intentaría envolver dichas posiciones partiendo de Ipiés.

En Casa Batanero los republicanos plantaron cara con decisión. El ataque comenzó de noche, sobre las dos de la madrugada, bombardeando el edificio y las trincheras adyacentes con abundante fuego de artillería y de mortero. Allí se encontraban unos cien soldados de la República al mando del teniente que fechas atrás había allí entrado. Resistieron durante toda la noche y parte del día, pero al caer herido el teniente sobre el mediodía, los republicanos abandonaron la posición. Las bajas fueron importantes para los dos bandos.

--oOo--

Pero, todo lo visto no eran sino operaciones preparatorias o de limpieza. Casi todos los días se registraban escaramuzas. El día 27 Sabiñánigo sufría un duro cañoneo; era como la gota que desbordaba el vaso. Como nos dice el general Ponte y Manso de Zúñiga: "... por todo ello se fueron haciendo poco a poco pequeñas operaciones con los elementos locales que nos llevaron a la ocupación de los pueblos y posiciones de Allué, San Román, Cucullas, Batanero y otros que nos iban aproximando y desbordando la meseta (de Santa Orosia), hasta que el 28 de junio de 1937 con ocasión de estar la mayor parte de la Brigada Móvil en los carrascales de Huesca... decidí cortar el combate dejando en ellos la menor fuerza posible, llevar en camiones al atardecer la mayor parte de la columna a Sabiñánigo y, en unión de las fuerzas del sector, escalaría por distintos puntos en una marcha nocturna y atacar sus posiciones en la madrugada del 29" [2].

La Brigada Móvil, al mando del coronel Galera, con cuartel general en Zaragoza, constituía la reserva general de todo el frente aragonés, guarnecido por el V Cuerpo de Ejército nacional. Estaba estructurado en dos medias brigadas con abundante componente de fuerzas legionarias y moras. El total, en junio de 1937 era de unos 7.900 hombres.

La toma del macizo de Santa Orosía tenía sus dificultades, contando con la posición privilegiada de los observadores republicanos que les permitía divisar por el día cualquier movimiento de tropas enemigas. Por ello, era imprescindible realizar una infiltración a lo largo de la noche, explotando así el factor sorpresa. Otra dificultad residía en al transporte del material pesado, que se tenía que hacer a lomos de caballerías siguiendo los angostos caminos. El número de mulos no era suficiente por lo que las compañías de ametralladoras tuvieron que subir sus máquinas a la espalda.

Para el ataque a Santa Orosia se formaron dos columnas. La primera saldría de Senegúé para operar sobre el lado izquierdo del macizo, con la orden de ocupar el monte Oturia. La segunda partiría, simultáneamente, de Yebra de Basa, encargada de subir por el lado derecho para ocupar las alturas de esta parte. Las dos columnas tendrían que converger sobre la ermita donde el batallón FETE y el batallón Pirenaico estaban atrincherados fuertemente y contaban con bunkers de cemento, que hoy todavía pueden apreciarse. En la segunda columna y, a la cabeza, nos topamos de nuevo con la infatigable centuria de Falange de Sabiñánigo.

Las columnas parten a las doce de la noche, perfectamente sincronizadas, y, la de la izquierda, media hora más tarde de la salida cae con su punta de lanza de regulares sobre los pueblos de Susín, Casbas de Jaca, Javierre del Obispo, Satué, Latas e Isún, ocupando igualmente la torre del Moro, donde se hacen unos pocos prisioneros. Estos pueblos, aunque nominalmente en poder de los republicanos, estaban situados en tierra de nadie y no había en ellos ninguna fuerza digna de destacar. Una vez fijados estos puntos de partidas las columnas se detienen para que el amanecer les coja frente a las posiciones que esperaban atacar Se encarga a la primera compañía del tercio de requetés "Nuestra Señora del Pilar" que asalte la punta de Oturia y, hacia allí se lanzan sus hombres, seguidos por el resto del tercio, lo que les costará 8 requetés muertos: tres sargentos y cinco oficiales. Uno de los sargentos se llamaba Manuel Fernández García, de 15 años [3].

Sobre las tres de la tarde las dos columnas logran envolver a los republicanos que, ante la difícil situación, huyen (algunos más ordenadamente que otros). El mando nacional asegura haber enterrado 71 cadáveres del enemigo y haber aprehendido un botín de dos ametralladoras, 1 fusil ametrallador, 23 fusiles, 5 mosquetones, 1 carabina y municiones, además de otros pertrechos.

Este mismo día, los sabiñaniguenses, a la hora de las noticias nocturnas de las diez, que siempre comienzan por el parte de guerra, (de ahí la costumbre que nos ha quedado de dar el nombre de "parte" a las noticias de la radio o la televisión) van a escuchar lo siguiente: "... Ejército del centro. Se operó al este del Gállego, ocupándose importantes posiciones que aseguran la carretera de Biescas y el pueblo de Sabiñánigo de las agresiones enemigas...".

Pero la toma de la ermita de Santa Orosia no acaba con el combate en el macizo. El contraataque republicano para recuperar las vitales posiciones perdidas no se hizo esperar. Los falangistas sabiñaniguenses anotan en su diario que el día 30 lo empeñaron en realizar "intensos" trabajos de fortificación. El día 3 toman los nacionales la importante posición del Cuezo. El 4 de julio comienza el contraataque. Fuertes tiroteos y duelos de artillería se registran en los días siguientes, durando aproximadamente hasta el día 10, fecha en que el mando republicano desiste y se resigna a la pérdida del macizo, que ya no cambiaría más de mano. En el Cuezo, la Falange de Sabiñánigo resiste desde el día 4 hasta el 9, cayendo allí, para siempre, algunos de sus falangistas. Las bajas de los atacantes serán también cuantiosas. En el parte nacional del día 5 se asegura haber recogido 45 fusiles y enterrado numerosos cadáveres, quedando otros al aire libre por estar en zona batida.


Notas:

  1. En Orna de Gállego la recluta de mozos se realiza de la siguiente manera; no sin problemas:

    De los nacidos en 1915, a quienes corresponde incorporarse a filas en el reemplazo de 1936, hay cuatro mozos: ninguno de ellos puede ser reclutado pues todos se encuentran huidos en zona republicana. Son: Pascual Betés Arnal, Antonio Gracia Navasa, Vicente Malo Pardo y José Rivarés Lacasa. En sus informes correspondientes constan como prófugos y en su calificación política como desafectos, sin ninguna persona que pueda avalarlos, salvo en el caso de José Rivarés, donde sale su madre.

    En el remplazo de 1937 vuelve a haber cuatro mozos disponibles para el Ejército. Sólo uno de ellos se incorpora a las filas nacionales: Eladio Guadalajara Expósito, hijo adoptivo y con residencia en Baranguá, muerto después en el frente. Los otros tres se encuentran también en zona republicana: Arturo Ara Malo; Aquilino Escartín Giménez y Jesús López Villacampa. Se les califica de igual manera.

    Repasando las actas de 1938 son dos los nacidos en 1917: Procopio Jarne Escartín y Domingo Rabal Piedrafita, que resulta excluido. El primero se incorpora al Regimiento Valladolid nº 20 y acabará la guerra con 22 meses en primera línea.

    Igual número son los nacidos en 1918: Magín Lasaosa Escuer, que se alista como voluntario en la X bandera de la Falange de Aragón y que pasa posteriormente al Grupo de Esquiadores nº 1 El segundo de ellos, Cipriano Lanaspa López, estaba ya en filas en el Regimiento Aragón nº 17.

    Respecto a la famosa "quinta del Biberón", de 1940, hay en Orna otros dos mozos disponibles: el primero de ellos, se fugó primeramente a la zona republicana, luchando en las filas de la 43 División republicana, y se pasó después a los nacionales el 2 de abril de 1938 en Graus. El segundo, único estudiante de todo el grupo, sirve en el Grupo de Tiradores de Ifni nº 5, alcanzando el grado de sargento.

    En cuanto a los archivos de otros pueblos, escasa es la información que nos ofrecen sobre este aspecto. Es de suponer que hayan desaparecido, incluido el de Sabiñánigo, donde los primeros datos sobre quintas son de 1943. Se conservan en muy mal estado varias hojas de algunos lugares de la rivera del Guarga, algunos de ellos quemados en gran parte y otros prácticamente ilegibles.
  2. General Ponte: artículo "Cuando Aragón era yunque". Revista Ejército, marzo de 1940.
  3. Rafael Casas de la Vega: "Las milicias nacionales". Madrid, Editora Nacional, 1977.

Página Principal de Tercios Requetés