(TERÇ DE REQUETES DE LA MARE DE DEU DE MONTSERRAT)
Tercio de Requetés Voluntarios Catalanes Laureado en CODO y Laureada individual para el Requeté Bofill
Con excepción de la cara y de las manos de María y el niño, la imagen es dorada. La Virgen, sin embargo, es de color negro, lo que le ha dado el apelativo popular de La Moreneta (la morenita). El origen de este ennegrecimiento de la talla se cree que está en el humo de las velas que durante siglos se han colocado a sus pies para venerarla.
El 11 de septiembre de 1844, el Papa León XIII declaró oficialmente a la Virgen de Montserrat como patrona de la diócesis de Cataluña. Se le concedió también el privilegio de tener misa y oficios propios. Su festividad se celebra el 27 de abril.Tres de los primeros Requetés Catalanes del Laureado Tercio:
Ciurana; Amiell y SopenaVerdaderos herederos de las brillantes Tropas Carlistas de CATALUNYA
Himno del Tercio de Requetés de Nuestra Señora de Montserrat
Letra de los Requetés Martín de Riquer y Raimon Pey, Música del también Requeté Josep Portulàs
Por gentileza del Museo de TABAR (Navarra)
Fuente: Tomado del Libro "Los Catalanes del Tercio de Nuestra Señora de Montserrat en la Cruzada Española" de Mossen Salvador Nonell i Bru (Prebere); Editorial Casulleras; Vía Layatena, 85; Barcelona 1956.
Fotos de producción propia y croquis de Punta Targa del libro "Los que estuvimos en la batalla del Ebro" de F. Estrada Vidal
La Fundación del Laureado y tres veces heroico Tercio de Nuestra Señora de Montserrat coincidió con el comienzo de la guerra civil cuando se formaron algunas pequeñas unidades con muchachos voluntarios Catalanes que procedían de todas las Comarcas de Catalunya y eran hombres de los más dispares estamentos sociales: nobles, obreros, industriales, estudiantes, funcionarios, seminaristas, empleados...Varios eran del mismo pueblo; algunos, incluso, eran del mismo hogar: padres e hijos, dos y hasta tres hermanos. Como era habitual en todos los Tercios de Requetés, los voluntarios requetés Catalanes demostraban un fuerte Catolicismo practicante que demostraban continuamente aun en las trincheras del frente y en pleno combate, siempre rezaron a sus muertos y oían misa cada día. Las noches sin combates, los requetés Catalanes cantaban a su Virgen de Montserrat el
"Virolai" , "L'Emigrant" y "L'Ampurdà". Al final de la Contienda veintidós combatientes del Tercio (o lo que quedo de el) se ordenaron sacerdotes.
El día 25 de Julio, fiesta del Apóstol Santiago
y cuando los voluntarios del Heroico Tercio de Nuestra
Señora de Montserrat se encontraban acampados a orilla del Guadiana después del
cierre de la gran bolsa de la Serena en Extremadura (Villar de Rena) una
vez repuestos
de casi su entera aniquilación en la localidad de Codo en la Batalla de Belchite
(24,25/8/1937) donde demostraron su enorme heroicidad
frente al enemigo del bando
Republicano (milicianos de la FAI, CNT e Internacionales brigadistas)
cerrándole el paso a zaragoza.
De pronto un clamor jubiloso se deja oír en el campamento entre los muchachos
requetés catalanes: ¡A CATALUNYA! ¡MARXEM A CATALUNYA! ¡ARA ES DE DEBO!
El Tercio con 850 requetés estaba totalmente formado por
voluntarios Catalanes que llegaron a las filas del Tercio desde la Catalunya
Republicana, la mayor de las veces por la frontera con Francia. En ese Tercio Requeté se hablaba habitualmente el idioma Catalán y
se conservaron sus tradiciones como bailar sardanas y levantar "Castells".
Los Voluntarios Catalanes eran muchachos, en su mayoría muy jóvenes (casi
niños),
proveniente del campesinado y clases humildes junto con profesionales,
intelectuales, estudiantes e hijos de industriales y burgueses cuyas
propiedades habían sido incautadas por la revolución comunista-anarquista.
Llegaron cantando desde Extremadura 850 Requetés, 22 Oficiales y 33 Sargentos,
para defender "Vilalba dels Arcs" (Tarragona) encuadrados en la 74
División.
ALTAR DE CAMPAÑA DEL TERCIO DE NUESTRA SEÑORA DE
MONTSERRAT
19 de Agosto de 1938
A la una de la madrugada, el Tercio emprende la marcha para situarse en el punto de partida e iniciar el ataque que el mando nos ha señalado. Se trata de ocupar la Cota 481, Punta Targa, que desde el 24, ocupan nuestros enemigos. Está situada en frente de nuestras antigua posiciones, dominando los cuatro caminos. Cota elevada, recubierta de bosque. Es una fortificación muy peligrosa que por su situación avanzada, podría en cualquier momento originar un ataque en masa que rompiera nuestro frente. A su izquierda, al otro lado de la carretera, se elevan unas cotas más bajas, cubiertas de bosque, fortificaciones y defendidas por menor numero de fuerzas. Nos separa de esta cota, una vaguada plantada de viñedo y algunos pinos, para llegar a ella, se tendrá que atravesar este espacio abierto y completamente batido por las armas.
Esta operación se ha encargado por el mando del Caudillo a la Media Brigada de la División 74, constituida por el Tercio de Nuestra Señora de Montserrat, mandada por el Comand y por los Batallones de Ceuta Nº7 y de Bailen nº131, cuyo mando desempeña accidentalmente D. Fermín Cabestré, Comandante del Tercio Burgos-Sanguesa.
El Tercio de Montserrat. al que se le nota un gran vacío por las muchísimas bajas habidas en los últimos combates: 8 Oficiales, 18 sargentos y 250 Requetés, deberá operar, en coordinación con los otros dos Batallones. Las Compañías del Tercio, están mandadas: la 1ª por el Alférez Josep Daunis i Muntadas; la 2ª por el Teniente D. José Pariza Escurdia; la 3ª por el Teniente D. Francesc Llach i Sallés; la 4ª D. Josep Maria Molinet i Calverol, y la sección de Choque por el Alférez D. Miquel Regás i Castells.
A media mañana, los Oficiales son llamados al puesto de mando, donde el Comandante Millán de Priego, les da las últimas instrucciones. Aquí reina el mayor desconcierto. Después de explicar las distintas fases de la preparación, en donde actuaran la artillería, Aviación y fuego de castigo y protección de ametralladoras y morteros, las Unidades de Infantería, señaladas para el ataque, al llegar la hora H, deberán asaltar las posiciones enemigas. A nuestro Tercio, le corresponde atacar y apoderarse de la cota 481, Punta Targa. Operaran todas las Compañías menos la 4ª que se quedará de reserva en la posición en donde se encuentra enfrente de la Cota 481 en alerta de protección, por si tuviera que repelerse un contraataque. Las Compañías de Ametralladoras y de Morteros, recibirán la orden de colocación según las indicaciones del Mando y necesidades del ataque.
Los Oficiales hacen algunas preguntas aclaratorias, por ejemplo: El Orden de actuación en el ataque, si primero los Batallones y luego el Tercio o si los tres Batallones a la vez y desde la misma hora H. Si el ataque debe ser frontal o si los Batallones lo harán iniciando la rotura por la izquierda y seguirán luego con movimientos envolventes. Otra pregunta, si les entregaran alicates u otras herramientas para facilitar el corte de las alambradas. Si tendrán protección de Tanques, etc. Todos estos interrogantes eran lógicos y normales que se hicieran. El Comandante se pone cada vez más nervioso, leude cualquier contestación definitiva y les contesta a gritos: Ya se les ha dicho lo que tienen que atacar. Las operaciones, las operaciones las dirigen el mando sobre la marcha. El Orden de ataque ya está previsto. Para romper las alambradas, utilicen los machetes y los puños. En cuanto a los tanques, ya los verán cuando estén allí. Y para terminar, los despacaha con cajas destempladas, diciendo: -"¿Acaso no saben donde está en enemigo?. ¡Pues, a él!.
De nuevo nuestro Comandante nos ha dado un prueba de incapacidad y desorientación. Lo lógico es que estuviera enterado de los detalles de la operación y en especial que ésta se llevara a la práctica en completa sincronización con los otros dos Batallones y la maniobra más acertada era la que al final tuvieron que realizar: ataque y rotura por la izquierda; envolvimiento de las posiciones enemigas y ataque final a la posición clave: PUNTA TARGA. Esto, por desgracia, no se realizó en los primeros momentos y como se verá, ocasionó un verdadero desastre en nuestro Tercio.
Las Compañías se preparan y se colocan en orden de salida para el ataque, según se les ha mandado. Se inicia la preparación artillera, que por cierto, en nuestro sector es ineficaz, por cuanto, el Angulo de tiro no les permite que los proyectiles caigan sobre la posición enemiga. Sigue a continuación una pasada de nuestra aviación, que bombardean y atacan en cadena la Cota, con gran eficacia y heroísmo. A un Avión, llegan a hacerle blanco y le salta un alerón, y tuvo que aterrizar forzado detrás de nuestras filas. Otro, podemos ver, como una vez terminadas sus municiones, arrojan sobre la posición unas cajas vacías de sus bombas.
Terminadas estas operaciones debía intervenir la Compañía de la media Brigada de Ametralladoras, pero de momento no se ha movido. Las máquinas de nuestro Tercio continuaban sobre los mulos, esperando que el Comandante se decidiera a indicar el lugar propicio para operar. Se acerca la hora H. Se observa movimiento en las posiciones enemigas. Sus fuerzas, que se hallaban resguardadas en sus cuevas opuestas, van saliendo de sus escondrijos y situándose para hacer frente al ataque de nuestra Unidad.
Llega la hora H. Las 12 del mediodía. Es el momento en que se ponen en que se ponen a prueba el temple, la moral, la valentía y el honor de nuestros valientes requetés. Van a demostrar su gran confianza y buena fe, atacando una posición, con muy escasas posibilidades de éxito, y demostrarán, que antes de ceder un paso, se dejaran acribillar por el fuego enemigo.
El Alférez Regás, con y Sección de choque, sale en cabeza, pero antes, ejecuta un acto de caballero y de nobleza. Se arranca y manda arrancar a sus muchachos, el emblema de la sección de choque, por cuanto les dijo: "Hoy este emblema, no nos corresponde solo a nosotros. Todo el Tercio de Montserrat es la sección de Choque. Poco después le mataban".
Las demás Compañías salen en forma de media luna y escalonados. Tienen que arrancar primero sus propias alambradas. Después deben atravesar, corriendo en zig-zag, atravesando un viñedo y una carretera para después enfrentarse con las alambradas y fortificaciones enemigas, precisamente muy perfeccionadas en estos últimos días de descanso. Poseen nidos de ametralladoras y nidos de tirador muy bien situados que cruzan con sus fuegos todo el frente por donde deben avanzar los nuestros.
Los requetés tiran con arrojo sobre las trincheras enemigas. Solo un par de tanques aparecen para apoyar la maniobra de asalto, pero se retiran ante la granizada de balas que les reciben. Los que han llegado a las alambradas, procuran arrancarlas, mientras intentan cubrirse con fuego propio. Las bombas de mano, salen disparadas por los dos bandos. Nuestras ametralladoras, continúan en silencio. Nuestros bravos requetés sufren en sus carnes la intensidad del fuego enemigo. Al poco rato, la vaguada ha quedado cubierta de cuerpos, unos heridos y otros muertos. No se puede avanzar un paso más.
Nuestros hombres luchan completamente solos y sin la ayuda prometida de los otros dos Batallones y del fuego de protección prometido por nuestro Comandante. Estas Fuerzas continúan en sus trincheras. Esperando las ordenas para actuar.
Los Oficiales supervivientes que mandan a nuestras fuerzas, procuran enviar al Comandante, sus partes, explicando su desesperada situación. Algunos de estos enlaces no llegan a su destino y caen heridos o muertos. Por Fin, uno de ellos, Videncio Veciana, atraviesa corriendo la vaguada y sube a nuestra posición, llevando el parte agarrado entre los dientes, a fin de llamar la atención de sus compañeros en caso de que cayere herido. Se transmite el parte a la Comandancia, que brilla por su ausencia, pues no le hemos visto para nada durante el tiempo que dura la operación, desconociendo por tanto la situación real ni para comprobar la falta de cooperación de las otras fuerzas.
El Alférez Llansa, Oficial Valiente, con experiencia y sentido común, superviviente de Codo. ordena a sus requetés atacantes, que cesan en sus esfuerzos y se retiren con cuidado, todos los que puedan y se pongan a cubierto, detrás de algún árbol o roca, pero con orden de que terminantemente no abandonen el campo de batalla, pues espera la ayuda de los Batallones que deben operar o bien que llegue la noche para efectuar una retirada segura.
Y ahora nos viene del Comandante la orden más ilógica y mas peligrosa para el éxito de esta operación. Millán de Priego, ante los partes desoladores que recibe y no atreviéndose a ponerlos en conocimiento de sus superiores, decide resolver a su manera la situación y me manda a mi como Teniente de Jefe de la 4ª Compañía, un parte, en el que escuetamente me dice: "Prepare la Cuarta Compañía y salga a apoyar el ataque del resto del Tercio, hasta que se haya conseguido el objetivo: Ocupación de la Cota 481."
Leo el parte y considero rápidamente la situación. Mi Compañía está de reserva y su misión es repeler cualquier contraataque enemigo. La situación del resto del Tercio es desesperante, nula en cuanto a efectividad de ataque. Si yo salgo en este plan recibiré el mismo castigo y al quedar la posición que ahora ocupo sin fuerzas de defensa, puede dar lugar a un contraataque enemigo, cosa lógica si considera que nuestra defensa ha quedado aniquilada. De romper el frente, los daños que se ocasionen, podrían ser incalculables, ya que les facilita la entrada en Villalba, al dejar nuestra puerta desguarnecida. Además, considero que el mando de la Media Brigada debería estar enterada de nuestra situación real y que se espera la intervención efectiva de las otras fuerzas.
El enlace del Comandante, está aguardando mi respuesta, que cree será el de la rápida salida para el ataque. Le hago aguardar unos minutos y redacto un parte en el que resumo la situación difícil en que se encuentran nuestras fuerzas y la necesidad de que operen de inmediato los otros Batallones que se hallan inoperantes. Insisto en el peligro de un contraataque enemigo, Le indico que es necesario que se ponga en contacto con el mando superior, para que ordene lo más adecuado y que quedo aguardando nuevas instrucciones.
Entrego las cuartillas al enlace del Comandante que queda algo extrañado de que no salga al ataque, y me quedo aguardando lo que pasará. Considero que me juego el tipo, por cuanto de momento no he cumplido una orden militar, pero mi sentido común me ha indicado que obrara según conocimientos y sentimientos.
Los requetés de la 4ª se han ido enterando más o menos del sentido de los mensajes y me miran con el rostro lívido y la mirada penetrante. Les animo diciendo: ¡Todo se arreglará!.
Van transcurriendo los minutos, que a mi me parecen horas. Rezo y pongo en manos de nuestra Madre, la Virgen de Montserrat, el feliz término de nuestros apuros.
Por fin, al cabo de un tiempo, que me han parecido infinito, se oye un crepitar de ametralladoras, mezclado con explosiones de bombas de mano, e intenso fuego de fusilería. Gritos y vivas se confunden en el fragor del ataque. Todo ello, por la parte izquierda de nuestras posiciones. Los Batallones de Ceuta y el de Bailen se han puesto en marcha y utilizando todos los medios que a nosotros nos faltaban: ametralladoras, morteros, etc. han roto el frente enemigo y asaltando las posiciones les desalojan de las mismas, ya que además de atacarles de frente, utilizan un movimiento envolvente por su espalda. Cada vez se acercan más a nuestro objetivo.
Con mi catalejo, observo las posiciones enemigas. Se nota un movimiento inusitado. Se les ve correr y van desapareciendo de sus trincheras. El enemigo se retira. En frente de nosotros, en la cota 481, también se han puesto en movimiento, observo que están plegando mantas, recogiendo macutos y retiran armas. Ordeno que nadie dispare: "A enemigo que huye, puente de plata". En efecto, van abandonando las posiciones, sin un tiro, uno de sus defensores se levanta de pie sobre el parapeto y al parecer se dirige a nuestros caídos alrededor de sus trincheras y les saluda, brazo con el puño cerrado.
Es casi de noche. Llegan las fuerzas de la Media Brigada y sin ningún esfuerzo, penetran en Punta Targa, que acaba de ser abandonada pos sus defensores. El Oficial que manda dichas fuerzas, muy caballero, me indica que las ocupemos nosotros, por cuanto nos los merecemos por el sacrificio sufrido y por el espíritu combativo demostrado.
Con un grupo de mi Compañía , subimos y después de observar sus parapetos, se monta un servicio de guardia y defensa, por la parte contraria y de cara a las nuevas posiciones enemigas. Es ahora que nos damos cuenta de los bien defendidas que tienen sus posiciones, con sus cuevas refugio, que les protegen de los ataques de la artillería y de la aviación.
Mientras tanto, los requetés, encabezados por el Pater Mossen Dausá y con asistencia del Comandante que por fin ha aparecido, recogen a los heridos y recuentan los muertos. Se han perdido las tres cuartas partes de los requetés atacantes: 170 heridos y 58 muertos, de ellos: 1 Alférez, 1 Sargento y 55 cabos y requetés.
El Pater Mossen Dausa, llora con nosotros ante tanta sangre. Se hace muy difícil contarlos y poder darles la debida sepultura. Se habilita una vaguada detrás de nuestras posiciones y se les coloca, en una botella, una hoja con sus datos de filiación. Mañana se procederá a su entierro.
Prácticamente, el Tercio de Nuestra Señora de Montserrat, ha quedado deshecho por segunda vez. Con los restos de todas las Compañías, se ha podido organizar una sola, que pasa a ser la primera y no se habla de las demás. El Comandante me entrega a mi el mando de esta nueva Compañía. Quedan una Compañía de Ametralladoras y una sección de morteros, además de algunos individuos de Plana Mayor.
El Tercio de Nuestra Señora de Montserrat ha quedado en cuadro y entrará en un nuevo periodo o etapa de reorganización. Los elementos mejores de la Unidad han desaparecido. 850 hombres llegaron al Ebro. Si sumamos las 235 bajas de ayer, a las 225 de los primeros días, vemos que nos faltan 460 hombres. Con el resto se deberá seguir combatiendo y en espera del regreso de heridos y enfermos o nuevos voluntarios, catalanes que deseen formar en nuestras filas.
IMPRESIONANTE FOTO DE LOS MUCHACHOS DEL MONTSERRAT EN "VILALBA DELS ARCS".
ETERNA ALEGRÍA POR SER LOS MEJORES EN SU TIERRA.
¡Gracias Chicos seguiremos vuestros pasos!
El Tercio de Montserrat, en el que se nota el gran vació producido en los combates anteriores por las bajas de sus 250 requetés, sus 18 Sargentos y sus oficiales Gay, Padura, Huarte, Beotas, Flores, Cardelús, Barceló y Hotench, ha de ser la fuerza central del ataque a la cota 481 llamada Punta Targa, de gran valor estratégico por su situación dominante en "Cuatre camins". La Operación debería haberse llevado a cabo con el total de efectivos de la Cuarta Media Brigada de la 74º División, constituida por el Tercio de Montserrat (o lo que quedaba de el), el Batallón B de Ceuta nº7 y el Batallón de Bailen nº131, cuyo mando desempeñaba accidentalmente D. Fermi Cabestré, comandante del Tercio de Requetés de Burgos - Sangüesa que también se encontraba en el sector de "Vilalba dels Arcs".
El Tercio tenía instrucciones de atacar por el centro y lo otros dos citados batallones por los flancos con fuego de protección y apoyo. Sus compañías estaban mandadas: la primera por el Alférez Josep Daunis i Muntana; la segunda por el Teniente Jesús Pariza Escurdia; la tercera por el Teniente Francesc Llach i Sallés; la cuarta por el Teniente Josep Maria Molinet i Calverol y la Sección de Choque, por el Alférez Miquel Regàs i Castells.
Al amanecer del día 19 de Agosto de aquel 1938 todos los Requetés están en sus posiciones y poco después se inicia el bombardeo de la aviación sobre punta Targa (cota 481) y a las 9 horas se inicia el fuego artillero, pero esta vez sus disparos se quedan bastante largos no encontrando el blanco preciso en las primeras líneas enemigas. En todos los rostros de los requetés se nota una rara contracción durante el cañoneo: la vista está clavada en lo que sucede en las trincheras enemigas que permanece intactas al no recibir el fuego amigo.
El Alférez Regàs, antes de persignarse al iniciar el ataque, tiene un rasgo de caballero, de los que habitualmente solía tener. Se dirigió a sus muchachos de la Sección de Choque y les manda arrancarse el emblema que los caracteriza como sección especial diciéndoles: "Hoy eso no nos corresponde: hoy todo el Tercio de Nuestra señora de Montserrat es la Sección de Choque".
Y llegaron las 12 horas de aquel infernal 19 de Agosto de 1938 que era el momento ordenado para iniciar el ataque de frente a las posiciones enemigas, el Tercio de Montserrat mostrando una vez más su extrema valentía (algunos combatientes habían estado en Codo) salen de sus trincheras y, en medio de una imponente granizada de balas saltan de sus trincheras, avanzan unos metros, salvan el fuerte obstáculo de sus propias alambradas que ellos mismos habían de arrancar para poder pasar, y a pecho descubierto, sin posible protección alguna, penetran en el viñedo "terreno de nadie" que los separa del enemigo.
Entonces los requetés se dan cuenta que están solos, completamente solos ante la tenaz resistencia de sus enemigos; los otros dos batallones de la Media Brigada continúan en sus trincheras de las que ya no saldrán. Asimismo una unidad de ametralladoras, que tenía que apoyar el ataque, desde las líneas amigas enmudece sus máquinas ante el devastador fuego de mortero enemigo.
Sin embargo los requemes Catalanas no retroceden: se multiplican los actos de heroísmo y continúan avanzando por la viña (su Tierra y sus Raices), aunque los muertos y heridos aumentan continuamente.
Los Oficiales mandan enlaces al "Puesto de mando" solicitando más fuego de apoyo y protección. La misión es difícil, pues subir otra vez a los parapetos resulta un blanco seguro, y casi todos caen en su cometido. Uno de los que consiguen llegar es Fidencio Veciana, con el parte entre los dientes, a fin de llamar la atención a sus compañeros si también hubiese muerto al llegar.
Por fin los requetés tras un largo y frenético presionar, consiguen atravesar aquellos 500 metros de viña y llegar a las alambradas que protegen las trincheras enemigas situadas en el altozano que forma la cota 481. Con las propias manos arrancan las piquetas y con las culatas de los fusiles destrozan las alambradas espinosas para poder así abrir la brecha, mientras desde las trincheras enemigas, al par que los insultaban soezmente con un odio fuera de todo lugar, les acribillaban a balazos a bocajarro. Y así a pecho descubierto los hijos de la Tradición se lanzaron al asalto. Al no poder conquistar la cota bravamente defendida por el enemigo el Tercio o lo que queda de el, ya que ha sido aniquilado por segunda vez en su heroica historia, se aplasta al suelo y se esconde entre las cepas cada uno como puede hasta llegar la noche cuando el enemigo abandona la posición permitiendo a los requetés rescatar a sus heridos y muertos. La posición es tomada por otras fuerzas sin sufrir ninguna baja lo que evidencia la huida de sus defensores.
El Tercio de Nuestra Señora de Montserrat propiamente dicho ya no existe: de el solo quedan unos restos gloriosos. En tanto, el viñedo de "Cuatre Camins" se ha transformado en un campo de sembrado de amapolas. En él yacen, muertos o heridos, las tres cuartas partes de sus requetés atacantes.
El balance es doloroso se ha perdido lo mejor de los mejor de los efectivos entre los 58 muertos y los 170 heridos, suma gloriosa de las bajas en aquella jornada. Prácticamente el Tercio de Nuestra Señora de Montserrat ha quedado deshecho por segunda vez.
Allí murió ¡Miquel Regàs i Castells! Alférez valeroso, uno de los apellidos más prestigiosos de la Industria hotelera de Barcelona. Avanzó al frente de sus sección de choque en vanguardia, desafiando todo y animándolo todo con su arrojo, hasta que alcanzado por una ráfaga de ametralladora, ha quedado allí en el suelo, tiñendo la gloria de su BOINA con el rojo de su sangre. Sus requetés han sido dignos del joven Oficial que les mandaba, y de 40 hombres que formaban la Sección aquella mañana, han resultaron muertos 23, heridos 14 y solo 3 han salido ilesos ¡ASÍ HA ACABADO LA SECCIÓN DE CHOQUE!.
Allí murió el sargento Joan Molist i Marmanau que pudo estar tres días antes con su esposa que acababa de pasar de la zona Republicana. El sin duda presintiendo su muerte expresó a su Alférez su intención de marchar sin permiso, tan solo un par de días, con objeto de abrazar a su esposa ¡Y no era soldado que faltase a la disciplina!.
Allí murió Martín Catasús i Blanch, joven estudiante de medicina, había dejado a su Madre viuda, suspirando por la suerte de su hijo único. Martín había sido el animador principal de aquel servicio especial de propaganda que el Tercio cada noche dirigía hacia las líneas enemigas y encontró la muerte atendiendo a los heridos en pleno combate en calidad de practicante de Choque.
Allí murieron los dos hermanos Josep y Saturnino Guardia i Fort. El primero, cabo de fusilería, uno de los más veteranos en edad, condecorado con la medalla militar individual, murió durante el asalto con el pecho aserrado por una ráfaga de balas. El segundo, seminarista angelical, herido primero en la muñeca, murió después de larga y dolorosa agonía, sin una queja, con el vientre destrozado por una bala explosiva (Dum-Dum).
Allí murió Jaume Sansa i Ricart, todos sus compañeros le recordarían por su sencillez, ingenuidad y simpatía ¡Tanto que se ha reído con sus versos y con aquel dichoso paso que siempre perdía durante la instrucción. Allí murió Raimon Camps i Nogués, rudo y noble payes de montaña que no sabia hablar castellano y cuyas últimas palabras fueron "VISCA ESPANYA".
Allí murió Lluis Espoy i de Delas, Flor de la aristocracia Barcelonesa y uno de los que mejor vivían el espíritu de la sublevación militar contra el caos y la caza de cristianos. Sus últimas palabras fueron para sus Padres que cada día llorarán la perdida de aquel tesoro "Que mis Padres estén tranquilos: muero por DIOS Y POR ESPAÑA.
Allí murió el cabo Joan Gran i Sabater, carlista de Vilaseca. Su cuerpo de roble no conocía la fatiga ni el desaliento. Su pecho albergaba un corazón de oro. Después de avanzar con el fusil ametrallador, ha muerto disparando.
Allí murió Manel Solá i Díaz. El Padre Manolo, como le llamaban con reverencia y cariño sus compañeros. Era religioso Marista de Igualada, entró a formar parte de la Sección de Choque y allí a dos metros del enemigo una bala le ha estallado en la boca y todavía ha podido decir ¡VIVA CRISTO REY!.
Allí murió el Cabo Carles Godoy i Rotllens. Un cuerpo bello con una alma hermosa. Fue siempre el amigo inseparable de Solá, siempre caminaban y avanzaban juntos y, porque también murieron juntos, a pocos metros de distancia.
Allí, en fin murió la flor de Catalunya, estudiantes, religiosos, seminaristas, aristócratas, labradores, obreros, dependientes, oficinistas... Los educados con toda clase de comodidades y los curtidos por el trabajo duro del campo de su Catalunya cristiana y trabajadora.
Aquella noche fue en extremo emotiva para los pocos que quedaron indemnes al volver a sus posiciones de partida y comprobar la magnitud de aquella mortandad.
Una vez recogidos y evacuados los 174 heridos, entre los cuales cabe destacar por su graduación al Teniente Jesús de Pariza Escurdia y los Alféreces José Luís Martínez Pardo, Manel Gormaz i Judez, Isaac López Arroyo y Carlos Úbeda Puskis, los requetés, presididos por su PATER se reunieron en torno de aquellos 58 cadáveres de entrañables amigos y rezaron el rosario a la Moreneta. Sin duda la Virgen de Montserrat, su Virgen, les acogería maternalmente en su regazo.
CANTO A LA VIRGEN DE MONTSERRAT "EL VIROLAI"
El VIROLAI
Himne dedicat a la Mare de Déu de Montserrat
(Letra de Mn. Jacint Verdaguer y Música del Mestre Josep Rodoreda 1880)
Rosa d’abril,
Morena de la serra,
de Montserrat estel:
il·lumineu la catalana terra,
guieu-nos cap al Cel.
Amb serra d’or
els angelets serraren
eixos turons per fer-vos un palau:
Reina del Cel que els Serafins baixaren,
deu-nos abric dins vostre mantell blau.
Alba naixent d’estrelles
coronada,
Ciutat de Déu que somnià David,
a vostres peus la lluna s’és posada,
el sol sos raigs vos dóna per vestit.
Dels catalans sempre
sereu Princesa,
dels espanyols Estrella d’Orient,
sigueu pels bons pilar de fortalesa,
pels pecadors el port de salvament.
Doneu consol a qui
la pàtria enyora
sens veure mai els cims de Montserrat;
en terra i mar oïu a qui us implora,
torneu a Déu els cors que l’han deixat.
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