Del libro de D. Luís Fabián Blázquez "Riesgo y Ventura de los Tercio de Requetés", Ed. Actas.
....Por su actuación heroica en el lapso comprendido desde el 19 de Julio, Año del Alzamiento, hasta el 29 del mismo mes y año siguiente, habrá de concederse la Medalla Militar Colectiva a la guarnición de HUESCA y en entre sus Unidades a los VOLUNTARIOS DE SANTIAGO , la Milicia local de núcleo e inspiración Carlistas. Todavía tendrán que pasar muchos meses para que, a los veinte de su cerco, las Divisiones Navarra, en auxilio de la 51 División de Aragón, mantenedora de la resistencia, liberen a los oscenses.
Pero ya por su actuación militar de todo un año terrible y esforzado para esta guarnición en la defensa, llegó primeramente el debido galardón Militar: ¡VOLUNTARIOS DE SANTIAGO! ¿QUIEN SUPO EN LA ESPAÑA NACIONAL, APENAS, DE NUESTROS VOLUNTARIOS?. Mal ambiente el de la Provincia hermana de Zaragoza, Seccionada por las hordas, para el voluntariado Carlista. Apenas 30, sumados los de varias milicias, pudimos constituir en los primeros días del alzamiento, aquella primitiva "MILICIA DE ACCIÓN CIUDADANA". Entre las Huestes Catalanas y nuestro empeño, apenas unos sacos de tierra dispuestos con apresuramiento, marcaron los limites de la España Redimida.
Acrecida con los excelentes muchachos huidos de los Pueblos invadidos o provinentes de los escasos en tierra Nacional, pronto hubó de partirse nuestra Unidad, obedeciendo a consignas de fuera, para separar la Falange de Huesca y el núcleo Carlista. Unos 60 valientes cada uno.
Asi nació nuestra Milicia de VOLUNTARIOS DE SANTIAGO, Carlista y Santiagista con su cruz venerada, sobre fondo negro, trasunto a nuestros pechos de la que cuando niños vimos ya ornar la solapa de aquellos veteranos de Jaimismo de Huesca, de Barbastro, de Jaca..... Allí los Nieto, Gasca, Lasala, Artero, Carilla, Solanes, entre otros, del primitivo núcleo del REQUETÉ DE LA PROVINCIA. Cuando todo lo aventara la Guerra, volviendo a unir, en su final, lo que los hombres habían separado, nuestra bandera, huérfana, si, de la recompensa colectiva que el Caudillo nos concedió, por el olvido o el odio de los que administraron nuestro triunfo, permanece como testigo de nuestros sentimientos no olvidados, cabe la imagen del Santísimo Cristo de los Milagros, en la Iglesia Catedral de Huesca, victima también de nuestra lucha.