Soy natural del Pueblo leridano de Espluga Calva  y nací en el seno de una familia de hondas raíces cristianas y pequeños propietarios rurales de lo cual vivíamos. Hasta que comenzó la Guerra tenía un Hermano en el Seminario de Balaguer que se llamaba Daniel Balcells al que intentaron asesinar como al resto de seminaristas. En el mes de junio de 1937 fui movilizado por el Ejercito Republicano en la quinta del 1937 y enviado al frente de Madrid a la 75º Brigada Socialista que estaba en el duro frente de la Casa de Campo de Madrid.

La escuadra a la que fui destinado era mandada por el cabo León que no le gustó, nada en absoluto, que le agregasen a un catalán a su escuadra y desde el primer momento la impresión sobre este señor fue de que quería matarme, ya que decía que yo era como un cura con un hermano seminarista. Sus comentarios jocosos en contra de la religión me hacían mucho daño y el lo sabia, así que aprovechaba cualquier ocasión para hacer comentarios de sus hazañas en Valencia, como cuando comentó que mató a un Marques y su hijo. 

Debo decir que los Oficiales de la Unidad donde yo militaba eran verdaderos militares y españoles que siempre me trataron con respeto, pero el cabo León me odiaba severamente y cada misión que teníamos que llevar a cabo me temía lo peor. Recuerdo una vez que sobre las 12 horas de la noche nos llamaron para una misión contra las fuerzas rebeldes pero por desacuerdo con una Unidad Comunista no pudimos llevar a cabo la misión, lo cual me liberó de una tremenda tensión por la proximidad del combate y las ganas de mi cabo de verme muerto.

Visto que no había manera de librarme del señor león, que no cesaba en su obstinación hacia mi, no tuve más remedio que buscarme una solución y está pasó por hacerme corneta de ordenes aún sin saber tocar la corneta ni nada parecido.

Tuvimos suerte y nuestra Unidad es enviada lejos del duro frente de Madrid donde todos los soldados y milicianos nos temíamos lo peor cuando las fuerzas de Franco se decidieran por atacar en conjunto. El nuevo Frente de Huertahernando en Guadalajara con el río tajo entre los dos ejércitos y muy poca actividad comparada con la que había en el frente de Madrid. El río estaba en una garganta y nosotros nos encontrábamos en un lado y los Nacionales en la otra y en ocasiones tanto unos como otros dábamos algún golpe de mano amparados por la oscuridad de la noche. Para pasar al otro lado era necesario bajar al río y atravesarlo y subir por unas escarpadas pendientes a las posiciones de los nacionales.

El frente era muy tranquilo y un día cuando descansaba de mis labores de corneta de ordenes debajo de los pinos decidí lo que llevaba mucho tiempo meditando. Tenía que aprovechar la oportunidad de la tranquilidad del frente y pasarme a las tropas Nacionales que eran más afines con mis creencias, especialmente religiosas y otras que no vienen al caso. En ese momento de descanso debajo de los pinos y algo alejado del grueso de la Unidad  se me aproximó otro soldado del Ejecito Popular que resultó ser mi buen amigo Carbonell (Josep Carbonell i Canelles) que era natural del pueblo de Assentiu de Lleida y era amigo de la infancia de un requeté, que lo fue, del Tercio de Nuestra Señora de Montserrat (Francisco Mola Mateu),  y me dice:

-- Què fas Balcells?.

-- Resar i pensar amb la mare.

-- No em dius la veritat. Tu et vols passar.

Yo le conteste que si me volvía a decir esto se lo diría al comisario de nuestra Unidad, y el me contesto.

-- No Balcells jo també em vull passar.

Me levanté del golpe y sacando una navaja de mi bolsillo le digo que queda bajo mis órdenes y que se ponga en marcha hacia el río y en sentido contrario al de nuestras fuerzas. Los dos tomamos la decisión de pasarnos pero yo decidí tomar la iniciativa y obligar a mi amigo Carbonell por si pasaba algo. Rezando a la Virgen de Montserrat bajamos poco a poco entre el bajo monte hacía el río. Eran las 5.30 de la tarde y pronto anochecería. Un poco más abajo nos topamos casi de narices con los dinamiteros de la FAI que estaban de avanzadilla en ese frente, suerte que me encontré con un papel y una lata de sardinas que estaba recién abierta, señal inequívoca de la proximidad de los dinamiteros. Los rodeamos y esperamos que se hiciera un poco más de noche para pasar el río  y sin saber donde exactamente estaban las posiciones Nacionales. Los dinamiteros nos descubrieron a pesar de nuestro cuidado y al pasar el río nos dispararon unas 12 veces, sin acierto a Dios gracias.

La subida a la otra orilla era muy escarpada y el miedo iba apoderándose de nosotros ya que temíamos lo peor en las filas nacionales ya que nos podían confundir con un comando de infiltración. Gritamos ¡Viva Cristo Rey! y a cada rato nos parábamos para adivinar donde estaban los escuchas de las tropas de Franco. El corazón nos iba a 200 por minuto ya que la emoción era muy intensa por varias razones, pero la principal era que nos podían abatir en cualquier momento solo faltaba encontrarnos con centinelas jóvenes y sin experiencia y todo estaba acabado.

Nadia contestaba y el miedo iba apoderándose de nosotros al ir llegando a las cimas de aquellos escarpados riscos otro peligro se cernió sobre nosotros, las minas antipersonal, que había colocadas por bastantes sitios.

Aceleramos la marcha y gritamos de nuevo ¡Viva Cristo Rey! y ¡Viva Franco! Y así seguimos unos dos o tres kilómetros hasta que vi una pequeña luz muy tenue que vino acompañada con un ¡Alto Quien vive! Yo conteste que:

-- Evadidos del bando Rojo.

Y nos contestaron en Catalán, posiblemente debido a nuestro pronunciando acento.

-- Som del Terç de Requetes de la Mare de Deu de Montserrat, som Catalans.

Una vez que comprobaron que no llevabamos armamento todo fueron abrazos y alegrías por encontrar a dos Catalanes que se pasaban a su bando. Lo primero que nos hicieron fue darnos de comer de toda clase de alimentos de que ellos disponían, como chocolate, plátanos, etc. y pude ver como tenían hasta carne de cordero colgadas de ganchos, todo entre una gran “Germanó”. Después de comer todo cuanto quisimos nos llevaron delante del Comandante del Tercio y justo en esos momentos llegó un requeté de enlace corriendo y da el parte de que los rojos hacen fuego de ametralladora por el flanco derecho, a lo cual el Comandante nos comenta que nos están buscando con varias avanzadillas y da ordenes para doblar las guardias y poner los escuchas en máxima alerta.

Después de contestar las preguntas del Comandante y varios de sus oficiales nos mandan a dormir a la cocina en unas colchonetas rellenas de paja que nos dejaron los requetés, pero nos fue muy difícil dormir ya que los requetés que estaban con nosotros no hacían más que preguntarnos de cómo estaba Cataluña cuando nos movilizaron mientras no paraban de darnos cigarrillos, galletas y chocolate.

Como se corrió la voz entre los requetés Catalanes de nuestra presencia, no fueron pocos los que nos visitaron intentando saber un poco más de su tierra desde que la dejaron y al día siguiente conocí a un oficial del Tercio que se llamaba Manel Roig que conocía a mi hermano del Seminario de Balaguer donde coincidió con el de seminarista y me dejó 30 pts. Para que pudiera ir tirando. ¡Las 30 pesetas se las devolví al final de la Guerra!. !Gracies Manel!.

Nosotros (Carbonell y yo) queríamos quedarnos en el mismo Tercio de Montserrat, pero no pudo ser ya que éramos evadidos rojos, así que tuvimos que ir al campo de concentración de evadidos de Soria, pasando por Sigüenza, en donde pasamos varias semanas, casi un mes hasta que conseguimos los avales correspondientes para ser destinados al campo de entrenamiento de Olmedo en Valladolid donde pasamos un mes y medio de entrenamiento. Por fin fuimos destinados con nuestro consentimiento, junto con otros 30 catalanes, todos evadidos del Ejercito Republicano, al Tercio de Cristo Rey donde para nuestra sorpresa encontramos más catalanes, quizás nuestras raíces fuertemente católicas y nuestro personal convencimiento en la cruzada, fueron determinantes para que nos propusieran ir voluntarios a un Tercio de Requetés. La alternativa de ejercito regular o falange no nos gustaba al grupo donde Carbonell y yo estabamos.

Me nombraron Jefe de Hoja de Embarque para hacerme cargo de los aproximadamente 30 catalanes que teníamos que incorporarnos al Tercio de Cristo Rey que se encontraba encuadrado en la 152ª División (Del Coronel Rada) en el frente de Tremp. Volvíamos a nuestra Cataluña de donde fuimos arrancados  para luchar por una causa que no era la nuestra y volvíamos para luchar por nuestra tierra y tradiciones. Al pasar por Zaragoza los 30 catalanes nos presentamos al banderín de enganche del Tercio de Nuestra Señora de Montserrat, pero estaban totalmente llenos (incluidas las Compañías de deposito)  y ya no admitían más voluntarios.           

Nos presentamos al Tercio de Cristo Rey que se encontraba en el frente de Figuerola del Cau y de San Ramón haciendo línea y lo primero que pude ver fue un grupo de soldados evadidos en un numero muy elevado que era conducido por requetés del Tercio a retaguardia, quizás unos 90. Nuestra labor cuando no estábamos en línea era de vigilancia de la central hidroeléctrica de Tremp contra los frecuentes golpes de mano que unos comandos rojos nos hacían casi cada noche. En una de esas guardias que hacíamos de dos en dos tenía de compañero a Josep Maria Llanza que era hijo del barón de Santelles y descubrimos a un grupo infiltrado en nuestras líneas resultando que el Jefe de comando era de mi pueblo.

Estos comandos infiltrados mataron a muchos de mis compañeros requetés en esas fechas como al compañero Roig de Olot al cual habían matado las milicias antifascistas a su Padre y su Madre en Olot ¡Pobre Familia!. Y ahora el moría en el frente por la explosión de una granada de mano en la carretera que vigilaba. En aquellos primeros días pudieron caer de 15 a 20 requetés en aquellas emboscadas nocturnas. Parecía que el objetivo de la central de Tremp era muy codiciado por el mando del ejercito rojo y nuestro el empeño para que no fuera así.

Del Frente de Tremp al Ebro

Toda la 152ª División mandada por el Corenel Rada es enviada a la batalla del Ebro y primero en tren hasta Caspe y luego en camiones nos llevaron hasta el pueblo de "Vilalba dels Arcs". El día 24 de agosto y ante la vista del campanario de la Iglesia del Pueblo los catalanes de todos los camiones entonamos el “Virolai” con una tremenda emoción por la batalla que se sospechaba próxima. Nos habían llegado noticias de la defensa de ese pueblo por parte de nuestros compañeros catalanes del Tercio de Nuestra Señora de Montserrat y del rompimiento del frente por “quatre camins”. Nuestro destino fue línea a la izquierda del pueblo de Vilalba. La trinchera estaba a medio kilómetro de las casas en dirección a la sierra de la fatarella y nuestras posiciones eran atacadas cada día y noche 3 o 4 veces. Defendimos el pueblo y la línea mientras otras tropas avanzaban por la brecha de “Cuatre camins” hacia el pueblo de Corbera con el objetivo de ocupar el punto clave de toda la batalla como era el cruce de caminos de la Venta de Camposines.

El día 28 estando en la trinchera fuimos atacados con fuego de mortero y uno de ellos del 12,5 explosiono a solo medio metro de donde yo me encontraba, enterrándome en tierra por completo, a pesar de que estaba inconsciente podía oír lo que decían mis compañeros. Mi amigo Palleja de Barcelona decía que no podía ver ¡no veo, no veo! Pude oir también como el sargento decía Balcells está muerto, recoger a los heridos que luego nos llevaremos a los muertos. Pude oír como me iban quitando la tierra que tenía encima con palas y en mi interior rezaba una salve a la Virgen de Montserrat  y me entregaba a sus manos ya que me consideraba muerto. Me recogieron y me depositaron con los muertos como pude comprobar cuando desperté y tosiendo tierras y sangre pude ver como estaba entre un grupo de requetés tapados con mantas, eran unos 25 o 30 y grité al practicante que también era catalán cuando lo vi pasar.

-- Palau que no estic Mort, treu-me dels morts si us plau    

Me levanté del suelo donde me habían colocado y le dije a Palau:

-- Palau No vull anar a l’Hospital estic bè.  

En eso se acerca el Capitán de mi Compañía y Palau le dice que no quiero ser evacuado para ir la Hospital. El Capitán se dirige a mi y me dice que me ordena ser evacuado al Hospital. Yo le respondo:

-- Mi capitán  yo estoy bien y puedo seguir en mi puesto. 

El Capitán de mi Compañía me dice que por lo menos vaya a su chabola para descansar un rato y comer algo que el mismo me dio en mano. Al cabo de un rato me siento muy animado y como se siguen oyendo las explosiones de la batalla me hago con un fusil de la chabola y le calo una bayoneta que también encontré entre el material de la chabola y me presento en mi puesto en la trinchera donde mis compañeros estaban repeliendo la milésima vez al enemigo que se obstinaba en querer romper el frente por ese punto y solo conseguía bajas y más bajas que generalmente no recogían y teníamos que hacerlo nosotros por caridad cristiana.

Mis compañeros se rieron mucho al verme ya que creían que estaba muerto y me felicitaron por tener tanta suerte que o atribuí sin duda a un milagro de nuestra Virgen de Montserrat.

El día 29 nos relevan y pásanos descansar en retaguardia. El día 4 pasamos a línea  en el otro lado de "Vilalba dels Arcs" pasado quatre camins, donde nuestros compañeros del Tercio de Montserrat habían roto el frente el día 19 con su sangre y heroísmo. La 152 División amplia su acción hacia el Vértice Gaeta. En esos días los combates eran constantes y recuerdo la noche del día 4 al 5 de septiembre durmiendo en el bosque entre unos pinos con la cabeza en una piedra una bala perdida alcanzó la piedra ¡Suerte!.

Al amanecer del día 5 llegamos a otro frente, justo delante de la cota 467 dominada por los rojos con fuerte ayuda de internacionales de la Brigada Garibaldi. El Pater reparte entre los requetés una medalla de la bendición del Papa Pio XI los que nos hace suponer a todos que aquello iba en serio. Sentíamos las fuertes explosiones de la línea del frente que ocupaba nuestro Tercio hermano del El Alcazar y al llegar a un claro entre los pinos el Capitán de la Compañía ordena descanso y comer algo. El enemigo reanuda el fuego con toda suerte de armas artilladas y especialmente con morteros.

Bendición "In articulo mortis" del Papa  los Requetés del Tercio Cristo Rey

Para nuestra desgracia un mortero impacto en el centro de un grupo de requetés entre los que me encuentro, pero mi suerte ya no es tanto como la vez anterior. Está vez el mortero causa en nuestra Compañía 38 bajas. Después de la explosión mi amigo Cotier me dice:

-- Balcells no em sento les mans.

Yo me encuentro ensangrentado por todo, pecho, espalda y piernas.     

y me doy cuenta que estoy herido seriamente, el Pater viene y nos da la extremaunción a varios de los heridos y muertos del morterazo. Recuerdo haber visto a mi amigo Joan Blach del pueblo de Borges Blanques con una herida grave en el muslo que le producía un grifo de sangre que me llamó mucho la atención, el decía gritando

--Muero por Dios y La Patria ¡Adelante requetés!.

A mi derecha tres oficiales del Tercio estaban sentados muertos con los ojos muy abiertos sin heridas visibles, posiblemente la potente honda de choque del morterazo los mató

Los sanitarios fueron muy rápidos y me evacuaron con una primera cura debajo de unos avellanos donde me depositaron en el suelo junto con otros heridos. Entre los heridos que tenía a mi derecha estaba el primo de Joan Blanch de Borges Blanques que también se llamaba Joan y le dije:

-- Que dur és això Joan

El no me contestó ya que estaba muerto como muchos de los requetés de la Compañía casi todos catalanes.

El General Franco preparando la toma de la cota 467.

Llegamos al puesto avanzado de primeras curas que se encontraba en un claro al lado del bosque y el oficial médico me dice que estoy muy grave. Los sanitarios me dicen que por ese sector del frente se encuentra el General Franco con su plana mayor y de pronto lo veo salir de entre los pinos y matas de lentisco del bosque y se dirige hacia nosotros nos mira y nos dedica una sonrisa y un saludo con la mano derecha. El General se encontraba en primera línea de combate y probablemente dando instrucciones de cómo tomar la famosa cota 469 que tanta sangre costó al mi Tercio de Cristo Rey y su Hermano el Tercio de El Alcazar y de importancia clave para la toma de Sierra de Cavalls y desenlace de la Batalla del Ebro. Después de ver a los heridos que estábamos en las camillas preparados con las primeras curas volvió a la espesura del bosque de cara a la línea de ataque. Desde estas líneas confirmo que no es verdad que siempre estuviera a su puesto de mando del Coll del Moro, por lo menos ese día estaba tan expuesto a los morterazos como yo.

Yo no pude ver que la cota 467 fue totalmente tomada el día 7 por nuestros compañeros de Tercio y clavaron la bandera de Cristo Rey sobre el Espolón que tanto costó conquistar enlazando con las fuerzas de Camilo Alonso Vega que se batían como nadie sabia hacerlo en la IV de Navarray. La IV se había batido en sangre en el corte de la carretera de La Fatarella a la Venta de Camposines. . ¡El enclave de Venta de Camposines estaba cada vez más cerca! y el desenlace de la Batalla de Ebro casi.

Del campo de Batalla a los Hospitales.

¡Por fin llegan las ambulancias! Y nos llevan hasta el Hospital de sangre de Batea donde se practicaban las operaciones de urgencia. En ese Hospital tienen que sacarme 8 trozos de metralla de la espalda, vientre, muslos y testículos, uno de esos trozos tenía la forma de araña y lo guardé en casa durante mucho tiempo. Los Oficiales médicos querían cortarme la pierna, pero yo les supliqué que no lo hicieran, así que tuvieron que sacarme los trozos de metralla casi en vivo y sujetándome varios soldados sanitarios. El día 12 con un tren sanitario me trasladaron al Hospital “Virgen de los Desamparados” de Gijón donde permanecí convaleciente hasta el día 28 de Octubre.

De nuevo al campo de Batalla del Ebro.

Una vez recuperado volví a mi Cataluña querida y de nuevo a la Batalla del Ebro, de nuevo en tren, a mi Tercio que se encontraba acampado cerca del pueblo de La Fatarella. Justo al día siguiente era el día grande del Tercio ya que era la festividad de Cristo Rey y teníamos rancho especial. Pero no pudo ser ya que tuvimos que repeler un ataque del enemigo.

Esos días teníamos cierta actividad de combate entre los días 29 de octubre y 13 de noviembre avanzamos sobre las líneas enemigas unos 35 kilómetros. El Ejercito Republicano se batía en franca retirada y solo algunas Unidades combatían en serio, ya que se pasaban a nuestro bando por batallones enteros. Era un verdadero problema saber si se pasaban o eran hechos prisioneros. Era una avance generalizado hacia Ribarroja de Ebro, recorriendo la Sierra de la Fatarella por completo

Regresamos al pueblo de Pobla de Masaluca en dirección contraria al río Ebro, donde ya no había resistencia. Al llegar el Tercio el pueblo estaba abandonado y comenzaron a llegar las familias que la habían abandonado al llegar los rojos. Pasamos 8 días en ese pueblo haciendo labores de Policía y ayuda a los habitantes. Recuerdo como los acompañábamos al misa en la maltrecha iglesia que había sido utilizada como almacén de ganado y enseres y los retablos quemados (bueno como todas).

Del Ebro al Frente de Castellón

Llegó el día de marcharnos del Ebro (28 de noviembre de 1938) y nos llevaron en camiones llenos de moral al frente de Castellón convencidos de que la Guerra estaba ganada y por lo tanto finalizada. Llegamos el día 30 de noviembre al pueblo de Montán y nos llevan de inmediato al frente en pleno monte con un frió muy intenso. En la cumbre de una de aquellas montañas había un lago con cuya agua nos lavábamos y despiojábamos. Era tan intenso el frío que se nos congelaba el pelo cuando nos lavábamos la cabeza.

En ese frente las trincheras no tenían continuidad ya que eran solo pozos de tirador un poco más grandes tapados con ramas de pino para hacer chabolas en una linea discontinua donde solo podíamos salir cuando era de noche. Los bombardeos eran continuos y en esas condiciones estuvimos unos 8 días. Pasamos a reserva siendo relevados por otra Unidad de la 152ª División (División Marroquí).

Al pasar dos días nos llevaron de nuevo para hacer línea en otro sector de aquel frente de Castellón. Se trataba de un bosque de pinos donde el tipo de trincheras era el mismo, es decir, a base de agujeros tapados con ramas de pinos a modo de chabolas. El enemigo que nos dominaba desde unas alturas cercanas incendió el bosque una noche que no recuerdo y nuestro escucha grito como un poseso "Fuego" y toda la Compañía que estábamos en línea entramos en acción contra las posiciones enemigas dándose el caso que el escucha retraso su vuelta y un requeté le lanzó una granada que le dio justo en la cabeza, no explosionando Gracias de Dios.

Aquella noche hubo bastantes heridos entre fuego de armas y fuego del bosque. Recuerdo a los esforzados camilleros como eran abatidos en sus labores ya que eran iluminados por las llamas del incendio y el enemigo sin piedad disparaba a todo lo que se movía, como nosotros vaya.

El Tercio resistió en sus posiciones las constantes ataques del enemigo a pesar de los dos fuegos. El amanecer de aquel día era muy triste por tener el bosque totalmente quemado y el enemigo insistiendo en sus esfuerzos por liquidarnos. En el mismo frente tuvimos que taponar una brecha dejada por un Tabor de Regulares que hacía línea a nuestra izquierda.

Por fin acaba la Guerra y a nosotros nos toca participar en la Columna de rastrilleo de Valencia y pasamos por muchos pueblos donde los destrozos de los rojos fueron inmensos ya sin ninguna resistencia. En todos los pueblos los vecinos salina  a recibirnos entusiasmados y nos dábamos cuenta que a los requetés nos recibían con más entusiasmo si cabe. Las escenas cotidianas de denuncias de malos tratos con muertes incluidas eran muy frecuentes por parte de la población liberada, pero los culpables generalmente habían huido en la retirada del Ejercito Rojo

En el último mes de la Guerra me nombraron practicante y el Capitán me encargó el botiquín de la Compañía y en esas estuve liado hasta el desfile de Valencia donde por estar de practicante no pude desfilar.

Y llegó el tiempo de volver para casa después de una terrible Guerra  y con el cuerpo medio destrozado por dos acciones de combate muy duras que casi me quitaron la vida.

Deu vos guardi:

Soc un excombatent De 93 anys Requeté del Terç de "Cristo Rey",  Tots els Catalans en campanya, donaven la nostra joventut i vida per el retorn a Catalunya del Evangeli, per el retorn de Crist a les nostres llars, carrers i que presidis els nostres batejos i exèquies, en definitiva tot lo que la Revolució atea del 1936 al 1939 havia arrasat impunement a la nostra estimada terra Catalana..

-La nostre lluita era per el retorn de la Tradició Cristiana i Catalana del bisbe Torres i Bages, lloada per Verdaguer i Maragall com així la doctrina dels grans pensadors Carlins com Lleuder i Vazquez de Mella.

-La nostre lluita era per el retorn dels monjos al monestir espoliat l’any 1936, el retorn de la Moreneta al seu tron  Montserratí i honrà la memòria dels seus 24 monjos assassinats per odi a la Fe, En el conjunt del mes de 2000 sacerdots i religiosos assassinats a Catalunya.

-La nostre lluita era per viure i morir honrant la llengua materna, amb la que reçavem, cantàvem i morien amb la fe de cristians, amants de la pau i del “Seny” per la nostra Terra. Mai van sentir odi, sinó amor a la Verge i a la llar...

- Nosaltres fills de la fidelitat heroica del Carlins de Catalunya, des de el 1875 ( última guerra carlina) els nostres Furs, proclamats, amb valentia i sentit històric  Des de Montserrat al 1874.

-Tampoc oblideu que no tots el combatents del Terç eren Carlins, sinó catalans, que fugien del Terror Soviètic que destruïa Catalunya (1936-39) alguns amb els pares assassinats, o perseguits en les llars espoliades, per les “Patrulles de Control” legalitzades. Tots el fugitius s’escorporaren al Terç amb el desig de lluitar per acabar amb la destrucció, el foc i la mort, que imperava en l’Espanya Republicana i destruïa dia a dia, el teixit, humà, cultural e industrial de la nostre Terra.

-Catalans, evadits que procedien de la Federació de Joves Cristians de Catalunya, de las Congregacions Marianes, Acció catòlica, Conferències de Sant Vicent de Paul,   simplement cristians fidels al Senyor, pacífics i alegres. D’ells el 87 al 91% eren estudiants, aprenents, obrers, oficinistes, petits tècnics i petits botiguers sense cap historial polític, solsament ciutadans cristians que volien el retorn de Jesucrist i la Moreneta a la nostra Terra, que es la vostre i la meva i també el repicar de les campanes que ens acompanyen al néixer i al morir... i ens alegren amb les “caramelles” de la Pasqua Florida.

No oblideu, bon jovent, que aquesta història, no es vostre en exclusivitat, és de tots i en obliga la fidelitat als qui ens donaren a conèixer davant del mon, des de els nostres comptes-reis, Jaume I el Conqueridor a Pere el Cerimoniós, Lluís de Requesens, Balmes, Prim, Milà i Fontanals, Aribau, Verdaguer, Joan Maragall, Vicent Vives  i el nostre Martí de Riquer... ens obliga a estimar, per llegat històric i espiritual a una terra beneïda per mil·lennis de fidelitats: Espanya, i també perquè estimem a Catalunya no podem oblidar a la Vella Espanya, a la que Mossèn Cinto, dedicà bells pensaments, com tampoc estimar Espanya i oblidar a Catalunya , “ ossos dels meus ossos” i “carn de la meva carn” i per sobre de tot que l’evangeli del nostre senyor Jesucrist i el magisteri de la Santa Mare l’Església, sigui la llum ordenadora de la pàtria.

Escrit per el Requeté del Terç de la Mare de Deu de Montserrat Felio Villarubias i Solanes y asumit per el Requeté Jaume Balcells i Magoret en tots els punts. 

PAX DEI