Del libro de D. Carmelo Revilla Cebrecos  "LACAR"

Fueron numerosísimas las veces que la Aviación actuó en favor de los Tercios Requetés, precisamente antes del avance de ruptura de frente, tan habitual en esas unidades de choque. Nos cuenta Revilla Cebrecos.....Nada mejor que en esta operación (paso del río Guadalope) para resaltar el heroísmo, la valentía, el arrojo y la magnifica y brillantísima actuación de sus pilotos, por su cooperación en las operaciones que los infantes (requetés) hacíamos en tierra, porque en este día superaron lo imposible, y gracias a ellos fue posible el paso del río Guadalope con la conquista para España de la cota 201 en manos de la XIII Brigada Internacional.

Un General de Aviación Medalla Militar y que actuó ese día en favor del Tercio de Lácar escribio:

....El día 26, casi toda la aviación española es enviada al sector del río Guadalope, donde se consideraba imprescindible romper el frente. El Grupo I-G-2 efectúa dos servicios seguidos, con varias apretadas pasadas en cada servicio; en cada pasada es alcanzado un avión, lo que no arrendra a sus compañeros; la última sólo puede ser realizada por un aparato, el del Jefe del Grupo, Capitán D. José Muñoz Jiménez, más conocido por "El Corto" (corto de talla, pero inconmensurable de espíritu). Dos pilotos heridos en la cabeza y otro ileso estaban prestos para una nueva salida. Este día fue muerto el Teniente Aragón, y fueron heridos los Tenientes Ozores, Dieguez, González del Valle y Güervos. Días antes había perecido Jiménez Guerra. El Grupo fue propuesto para la Laureada Colectiva.

El Grupo I-G-2 vulgarmente llamado "cadena" por su forma de actuar , estaba siempre en los aeródromos que se habilitaban más próximos al frente. Los rojos habían preparado dos en Alcañiz, por lo que con la conquista de esa población, a Puig-Moreno llegaron los aviones llamados "Pavos", que eran distintos a los de gran bombardeo, que se llamaban "Las Pavas", y la Saleta fue ocupada por los aviones del Grupo I-G-2, por lo que las alas nacionales estaban a un paso del frente.

Como la ruptura del frente de Aragón y la conquista de Alcañiz había sido, como sabemos, muy fácil, unido a la adelantada noticia de haber situado el frente a todo los largo del río Guadalope, el Alto Mando dio como pan comido el continuar las operaciones. La 1ª División de Navarra de D. Rafael no tenía asignado ningún medio de protección, tanto de artillería como de Aviación, y por ello tenía que limitarse a los suyos propios, que no eran más que la artillería divisionaria, impropios como pronto pudo comprobar D. Rafael al encontrarse enfrente a las mejores Divisiones rojas con varias Brigadas Internacionales como la XIII y la Garibaldi.

El General D. Rafael Garcia-Valiño y Marcen solicitó ayuda al grupo I-G-2 y este Grupo consideró que la tarea era fácil al tener al frente a un paso, de tal forma que una vez despegasen de La Saleta, y ya en Dirección del Objetivo, no podían remontarse a más de 400 metros. altura optima para que  un poco antes de llegar al objetivo, picar en barrena hacía el, ametrallándole, de tal forma, según pude ver en las cartilla de vuelo, la duración del vuelo en cada servicio no fue más allá de 30 minutos, teniendo en cuanta que en cada servicio daban tres pasadas sobre las líneas, y nada más dar la última pasada tenían que reducir gases para tomar tierra en La Saleta.

El servicios los hacían cinco aviones, uno de ellos pilotado por el Teniente Aragón; en el momento que iniciaba el picado en la primera pasada hacia las trincheras rojas recibió un impacto de muerte, bien el piloto o el avión; el caso es que el avión cayó fulminado a dos o tres metros a retaguardia de estas trincheras, quedando calcinado. A Lácar, que estaba a 200 metros, le causó una honda impresión al ver que uno de sus compañeros de fatiga moría valerosamente en acto de servicio; el segundo en la formación era el Teniente Diéguez, que nada más dar la primera pasada a las trincheras y en el momento de virar por la cota 201, ve que por la carretera de Caspe a Gandesa marcha a toda velocidad un morotista, y consciente de la importancia que puede tener para el desarrollo de la Operación la eliminación del mismo, ya que no le cabía duda que se trataba de algún enlace, en lugar de virar a la izquierda, para, metiéndose en campo amigo, dar la vuelta para la segunda pasada, vira a la derecha. metiéndose en campo rojo, y vuelve a ametrallar ahora al motorista, que pasó a mejor vida, volviendo a su campo a tiempo de entrar la segunda pasada en unión de sus compañeros. Este Oficial al dar la tercera pasada recibe un impacto en la válvula del aceite, y a duras penas, planeando, logra llegar al aeródromo de la La Saleta. Se había perdido en la operación un avión y los cuatro restantes, aunque llegaron a La Saleta, todos estaban tocados y considerados como derribados, ya que no haber estado tan cerca del aeródromo hubieran tenido que tomas tierra en cualquier sitio o lanzarse en paracaídas el piloto.

Habían cumplido su misión, en la que habían visto perfectamente cómo el Tercio de Lácar intentaba el asalto saliendo del talud del río Guadalope, y como caían los Requetés sin poder avanzar; y aún cuando en el cumplimiento de su arriesgada misión tenían que estar pendientes de muchos detalles, aparte de los mandos del avión, de no echarse encima del anterior, y del que el posterior no le adelantase, de la situación del enemigo, de ametrallar y bombardear en el momento y lugar oportuno y de recoger la palanca una vez rebasado el objetivo en cada pasada, me dice este Oficial que apreciaron lo difícil de la situación, que les daba pena ver cómo caían los requetés sin que ellos pudieran hacer algo más de lo que estaban haciendo, y se acordaron del acierto de D. Rafael al pedirles Cooperación, ya que de otra forma no hubiera sido posible el asalto a la cota 201.

No se había quitado todavía los paracaídas los pilotos y, por lo tanto, aún no habían tenido tiempo de comentar las incidencias de la operación, cuando reciben orden de realizar un nuevo servicio. Ninguno de los cuatro aviones estaba en condiciones y hay que echar mano de otros, que saldrían al mando del Capitán D. Mariano Cuadra Medina, que posteriormente fue Ministro del Aire, y como el quinto avión no tiene piloto, sube al mismo el Teniente Dieguez, que fue el que realizó los dos servicios, primero con el avión número 2-87 y después con el número 2-54. Este servicio fue para los pilotos de las mismas características que el anterior; las ametralladoras antiaéreas que tenía emplazadas la Brigada Garibaldi les tiraban desde todos los sitios, y me dice que incluso veían como desde las trincheras, desafiándoles, les hacían fuego con fusil individual, pero el servicio fue realizado, para bien de Lácar. Al Llegar los aviones a La Saleta todos los aviones estaban tocados; el teniente Diéguez tuvo que tomar tierra en las mismas condiciones que la vez anterior, con el agravante de que un disparo había dado en uno de los tirantes de un ala de su avión, y una esquirla de metal  se le había incrustado en la cabeza, llegando herido, aunque no de gravedad, pero fue  necesaria una pequeña operación para extraérsela..... 

¡LOS REQUETÉS DE AQUÍ Y DE ALLÁ SIEMPRE OS RECORDAREMOS PILOTOS DE LA GLORIOSA AVIACIÓN NACIONAL!