El General Cristino Luís Fernández de Córdoba llegó al frente Norte en julio de 1834 al mando de una división del ejército de Rodil, experimentando plenamente la ineficaz campaña emprendida por este general durante los meses julio, agosto y septiembre; trabó las nada fructíferas batallas de Mendaza y Arquijas en diciembre de 1834 y participó en el desastre sufrido por Valdés en abril de 1835. En junio de 1835, tras liberar Bilbao, recibió el mando, librando y ganando pocos días después la Batalla de Mendigorría. Pero el nulo resultado de ésta se sumó a su experiencia adquirida bajo el mando de Rodil, Espoz y Mina y Valdés, lo que le convenció de que los carlistas no podían ser batidos en su tierra y que, por lo tanto, lo único inteligente que se podía hacer, era someter el territorio ocupado por los carlistas a un riguroso bloqueo, no dejando entrar ni salir mercancía del territorio que (en el sentido de las agujas del reloj) ocupaban los carlistas: afueras de Bilbao - costa de Vizcaya - costa de Guipúzcoa excepto San Sebastián, Pasajes y Fuenterrabía - Behobia - Dancharinea - puerto montaña Velate - orilla derecha del Arga hasta Puentelarreina - territorio del carasol de Montejurra - Los Arcos - Santa Cruz de Campezo - Maeztu - Salvatierra - Ochandiano - afueras de Bilbao. En la primavera de 1836 realizó con su enorme ejército no otra cosa que un paseo de Este a Oeste por las cumbres de las montañas que separan Álava de Guipúzcoa. Los carlistas subieron desde sus valles situados al norte al verlo allí arriba pero adivinando que Córdova no tenía ninguna intención de bajar a su encuentro, tras librar unos pocos enfrentamientos, volvieron a sus casas. A esta acción el jefe cristino calificó en sus partes pomposamente como Batalla de Arlabán. Tras los sucesos de La Granja, dimitió, exiliándose voluntariamente en Francia, donde al año siguiente editó su obra "Memoria justificativa".
Entretanto, en el este, el general carlista Ramón Cabrera, conocido como El tigre del Maestrazgo, mantuvo la iniciativa durante casi toda la guerra, pero sus fuerzas fueron demasiado escasas como para alcanzar una victoria decisiva sobre las fuerzas liberales. Tras la muerte de Zumalacárregui, los liberales recuperaron lentamente la iniciativa pero no fueron capaces de ganar la guerra hasta 1840.
HAY QUE RECORDAR QUE JUNTO A LOS TERCIOS DE LACAR, MONTEJURRA Y ABÁRZUZA, ESTE TERCIO DE ARLABÁN ES NOMBRADO PARA RECORDAR HECHOS DE GUERRA OCURRIDOS DONDE LAS TROPAS CARLISTAS LUCHARON POR LA TRADICIÓN.
D. Javier Nagore Yarnoz "Los Requetés alaveses en la Guerra de España de 1936"
El Tercio de Arlabán que los autores Redondo-Zabala como Casas de la Vega dan por constituido por compañías del Requeté de Álava y luego integrado en el Tercio de Nuestra Señora de Begoña alavés no es sino un proyecto que no se llevó a cabo según el Profesor Arostegui. D. Javier Nagore apunta la posibilidad que se tratará de una confusión y se denomine Tercio de Árlabán tal vez a las compañías del Requeté de Álava (la 8ª por ejemplo) que estuvieron en las posiciones del Puerto de Arlabán.
Batalla de Isusquiza (Relato de un combatiente, cabo de requetés)
Pasados los primeros días de nuestra guerra, las fuerzas en lucha establecieron sus sistemas defensivos en los puntos clave desde el punto de vista de estrategia del terreno por ellos ocupado.
En cuanto respecta a la zona norte de la provincia de Álava fue el enemigo el que situó en los puntos claves, ya que su idea era defensiva, mientras que la del mando nacional se basaba en el avance y conquista del terreno enemigo.
Por esos motivos, los republicanos, rojos y gudaris ocuparon la zona de la Sierra de Arlabán , en los límites de Álava y Gupúzcoa, los montes de Isusquiza y San Bernabé y las alturas de la sierra de Elguea, entre los cuales, y encajonado en ellos, discurre la carretera de Vitoria que lleva al alto Deva.
Frente a ellos se posicionaron nuestras fuerzas, con destacamentos en la Estación de Landa, en la zona de Elguea (la caseta del guarda forestal), Marieta y Ozaeta, posiciones de peor defensa, pero que permitirían una mayor movilidad.
Obedeciendo órdenes del mando, el Regimiento de Infantería Flandes nº30, integrado en la columna del entonces Teniente Coronel D. Camilo Alonso Vega, avanzó por la carretera de Vitoria a Mondragón el día 21 de septiembre. Al amanecer del día 22, la primera compañía, al mando del Capitán Pinedo, se aproximó a las trincheras del monte Isusquiza, rompió las alambradas y sorprendió al enemigo, que huyó desordenadamente. Ante el abandono de esta posición clave, siguieron la misma suerte el resto de las posiciones rojo-separatistas.
La Columna de Alonso Vega continuó su progresión hacia Mondragón, pero el mantenimiento fundamental de las comunicaciones de Vitoria con el alto Deva se ocuparon las posiciones abandonadas de la siguiente forma: Monte Isusquiza, por una compañía de Requetés. San Bernabé quedó guarnecido por una batería de artillería y otra compañías de Requetés. La defensa del puerto de Arlabán y de las estribaciones de los montes anteriores se encomendó a la Compañía de Requetés trasladada desde Ozaeta-Elguea, a la zona del cuartel de Migueletes.
Comprendiendo el enemigo que cortando la carretera podría poner en apuros a las fuerzas que avanzaban hacia el interior de Guipúzcoa, decidió recuperar el monte Isusquiza, y con tal fin el día 3 de octubre, domingo del Rosario, ejerce un fuerte ataque con soldados de Garellano, guardias de asalto y milicianos, siendo imposible a nuestros bravos requetés mantener la posición pese a la gran resistencia que opusieron.
Como hecho anecdótico tenemos que hacer constar que las fuerzas de asalto, que intervinieron en este combate, eran mandadas por el capitán Fernando Sáez de Santamaría, quien se pasó al día siguiente a nuestras filas y fue un gran jefe en el Ejercito Nacional, en el Tercio de Requetés alaveses de la Virgen Blanca, durante el resto de la campaña.
Perdida la ocupación de nuestro ya querido Isusquiza, con el consiguiente peligro para la progresión y apoyo a las fuerzas que avanzaban hacia el interior de Guipúzcoa, el mando decide su nueva ocupación en la que intervendrán fuerzas de Regimiento de San Marcial, una compañía de requetés y otra acantonada en Arlabán, frente al Cuartelillo de los Migueletes.
Al amanecer del día 8 de octubre las fuerzas del Regimiento de San Marcial y una Compañía de requetés, iniciaron el avance a partir de la estación de Landa. Al mismo tiempo y desde las estribaciones del monte y, en contacto con las fuerzas que salieron de la estación de Landa, se inició el ascenso hacia la cumbre de Isusquiza.
Nuestra artillería, situada en el monte de San Bernabé, apoyó el avance con gran efectividad, pero errores tácticos fueron causa de la imposibilidad de alcanzar el objetivo deseado. ¿Cuáles fueron los errores?.
En lugar de imitar la acción realizada por el regimiento de Flandes el día 22, salimos de la base de partida de Árlabán-Migueletes ya muy avanzada la aurora. Atacamos de frente a un enemigo atrincherado en la cima; lo hicimos de una vez, en oleada. Además, en la marcha hacia nuestro objetivo, lo hicimos entonando la vieja canción carlista "Cálzame las alpargatas....." con lo cual pusimos en prevención al enemigo, que nos recibió con un intenso fuego de fusilería y ametralladoras, no siendo esto obstáculo para alcanzar la cima, donde se combatió a la bayoneta, incluso a culatazos. Pero tuvimos que volver a la base de partida.
En la retirada hacia la estación de Landa pudimos comprobar cuántos y tan queridos compañeros habían regado con su sangre aquel monte que, transcurrido el tiempo, sería recordado, aún hoy, por Carlistas y nuevos jóvenes Requetés que admiran nuestra proeza.
En esta acción se dice que fueron los Requetés muertos. Yo, presente en aquellos momentos, creo en una cifra algo más elevada, quizás 37.
Entre los muertos podemos citar a Fernando Oriol, que se incorporó al Requeté alavés regresando y acortando su viaje de novios. Igualmente el Oficial Gutiérrez, que había logrado evadirse de Bilbao y había sido ascendido el día anterior, sargento de Requetés, un humilde hermano de las Escuelas de Nanclares. El capitán calderón, de Regimiento de San Marcial, y soldados que había combatido en Somosierra.
Como dato curioso anotamos que Fernando de Oriol pasó su última noche en la caseta del guarda de agujas del ferrocarril de Vitoria- Malzaga, próximo al pueblo de Árlabán.
La compañía que guarnecía esta explanada fue relevada y trasladada a descansar a Vitoria, haciendo el traslado por Oñate, que el paso de Isusquiza estaba coertado.
En Vitoria visitamos, formados al mando de Lucas María de Oriol, la Iglesia de la Virgen Blanca, en acción de gracias por su ayuda, permaneciendo en Vitoria hasta el día 18 de octubre que nos trasladaron a Landa para la toma definitiva del monte Isusquiza. El día 18 del mismo mes de octubre, con grandes precauciones, se ocupa, ya sin resistencia, Isusquiza, que el enemigo abandonó, bien por los efectos de la artillería, situada a escasa distancia (monte San Bernabé) o por temor a verse envuelto por las fuerzas que avanzaban hacia Guipúzcoa. En la operación de reconquista y ocupación de dicho monte pudimos recoger a varios cadáveres de requetés y soldados que habían quedado mal heridos, que tenían el macuto puesto como almohada, Así murieron.
A partir de ese día 18 de octubre el monte Isusquiza fue un punto importante y decisivo para las fuerzas que avanzan hacia Guipúzcoa y posteriormente para la defensa de Villarreal, plaza codiciada por el enemigo en sus ataques de diciembre.
Estos son mis recuerdos de aquellas luchas por el monte sagrado, en que murieron tantos requetés y soldados, a los 65 años de ocurrir los hechos. Es consolador que hoy, ahora, todavía se siga recordando la gesta, rezando por los héroes y mártires que murieron cara el enemigo, Por Dios y por España.
Cipriano Pérez Trincado
Coronel de Infantería ret. cabo de requetés.
9ª Compañía del Requeté de Álava (37 muertos)
Comandante: D. Juan Cogolludo
Capitán: D. Fernando María de Oriol y Urquijo
Teniente: D. Rafael Gutierrez
Alférez: D. Germán Bastida Pellicer
Sargento: D. Felix Martínez Sáez; D. Felix García Galdeano; D. Aurelio Izaga Ortiz de Zarate
Cabos: D. Francisco Oraá López; D. Andrés Etura Echazarreta; D. Pablo Cámara Barrecho.
Boinas Rojas: D. Daniel Ibarrola Orive.
D. Barulio Orive de la Cruz.
D. Máximo González zatón.
D. Pedro García Susaeta.
D. Eugenio Gabilondo Garay.
D. Luís Larrauri Martínez
D. Ángel López de Muniain.
D. Alberto Presa Abecia.
D. Pedro Saez de Buroaga Llano.
D. Florencio Fernández García.
D. Dionisio Marquínez Garay.
D. Valentín Barredo Sáez.
D. Julián Campos Orúe
D. Segundo Letamendi Jáuregui.
D. José Ugarte Ugarte.
D. Honorio Pérez Mutiola.
D. Isidoro Buruaga Larrauri.
D. Epifanio Echezarra Alzola.
D. Antonio Perea Angulo.
D. Felipe Pinedo Ulivarri.
D. Ricardo Martínez Compañón
D. Bernardino Foronda Fernández
D. Rafael Sáez de Pobes.
D. Alejandro Sáez de Viteri Ortíz.
D. Alejandro Sáez de Pobes.
D. Primitivo Guinea Gómez
D. Segundo Beltran de Heredia.
D. Antonio Ortíz de Guinea Martínez
D. Ventura Ramos Cristóbal
Regimiento de Infantería de San Marcial (44 Muertos)
Capitanes: D. Francisco Sanz Ballesteros; D. Julián Agut Pérez de Lara.
Sargentos: D. Ricardo Cuesta Cuesta; D. Victoriano Abad López.
Cabos: D. Bernardo Alonso Cob; D. Claudio Cuzcurrita Orbaneja; D. Gregorio Moral González: D. Silesio Fernández Fuente.
Soldados: D. Agustín Zabaleta Royuela.
D. Alfredo Menoya Arenas.
D. Antonio Paredes Cabanuelas.
D. Andrés García Ahedo.
D. Agapito Martínez Montañana.
D. Bernardo Gómez Oña.
D. Braulio Cruzado Vicario.
D. Bernardino Conde Contreras.
D. Aurelio Melgar Antolín.
D. Claudio Martín Serrano.
D. Diocleciano García Molinero.
D. Eustasio García Bernal.
D. Edmundo Calleja Espín.
D. Esteban González Martínez
D. Felipe Miguel Lázaro.
D. Francisco Fernández Pinedo.
D. José Calleja Bernal.
D. Juan García García.
D. Julián González Molina.
D. Lorenzo Bartolomé Sáinz.
D. Luís Escribano Benito.
D. Martín Cuesta Herreros.
D. Modesto Abadel Vila.
D. Moisés Mena Izquierdo.
D. Patricio Sáiz Fernández
D. Pedro Bustero Sáez.
D. Pedro García Cormenzana.
D. Pedro Barbero Martín.
D. Pacífico Arbaíz Cuesta.
D. Ramón González Alonso.
D. Tomás Ortiz Ruedo.
D. Tomás Barbado Bela.
D. Vicente Tejedo Sangredo.
D. Ventura Ramos Peña.
¡Honor y Gloria a los caídos por Dios, La Patria, Los Fueros y el Rey Legitimo!
MANIFIESTO DE ISUSQUIZA DEL AÑO 2002
"La Tradición es tarea de perfección, y su continuidad es la condición necesaria para la identidad de las Comunidades". (Álvaro d'Ors)
¡Tarea de perfección! Tal es, año tras año, la de nuestro Círculo Tradicionalista "San Prudencio", heredero legítimo de la tradición alavesa, al organizar este acto carlista y español de Isusquiza, en recuerdo de los 37 requetés de la 9ª Compañía del Requeté de Álava y de los 44 soldados del Regimiento de San Marcial, que aquí murieron el 8 de octubre de 1936 cerrando el paso de las tierras alavesas a la coalición rojo-separatista, unida, como lo está también ahora, contra aquella Álava foral y española; contra la misma que ahora queremos restaurar y perfeccionar los carlistas tradicionalistas alaveses, conjuntamente con tantos otros españoles.
Restaurar, sí, la personalidad de Álava, dentro de España y no de un "Euzkadi" que nunca existió, y perfeccionar el ser de Álava en su foralismo tradicional, hoy inmerso en un Estatuto ajeno a nuestras libertades.
En 1858 el Diputado General, Padre de la provincia, Ramón Ortiz de Zárate, escribió así:
"Fueron los alaveses independientes y libres en todos los tiempos, y al incorporarse a la corona de Castilla, pactaron que no habían de ser puestos bajo el poder de ninguna otra persona que no fuera su rey y señor natural. Por eso, el señorío, vasallaje y feudalismo, si se ha intentado ejercer en Álava por algunos magnates, ha sido ilegalmente y contra el fuero".
Éste viene a ser el mismo punto de vista que mantenían los procuradores en las Cortes de Valladolid de 1506 cuando afirman que: "Cada provincia abunda en su seso y por esto las leyes y ordenanzas quieren ser conformes a las demás provincias y no pueden ser iguales ni disponer de una forma para toda la tierra".
El Estatuto de Guernica, en la desdichada Transición, que cambió el ser de España, modificó también nuestro tradicional régimen foral alavés y lo integró, como a la propia Álava, en un ente ficticio llamado, sin razón ni sentido, "Euzkadi".
No es el momento de enumerar todos los males que han derivado de confundir la unidad constitucional –mejor diríamos: nacional– con la centralización y concentración del poder político, mejor dicho también, en "los políticos". El proceso autonómico ha vuelto a renovar –¡en el siglo XXI!– lo dispuesto sobre qué sea la verdadera y real Constitución de España; la cual no es otra sino "la configuración de una verdadera unidad política de la nación, en la armonía de sus componentes, así como la restauración de su genuina personalidad en el concierto de los pueblos. España –hay que repetirlo como otros repiten y machacan su separatismo–, España es una nación y no un conjunto de ellas, lo cual no obsta en absoluto a la libertad política y al autogobierno de sus regiones, sin merma, por otra parte, de la unidad política nacional". De la unidad de la Patria, pues, ésta es valor permanente, en tanto que las Constituciones son transitorias.
Por eso, desde el momento en que Álava está bajo un gobierno separatista, que no cesa de reclamar la autodeterminación como medio para quebrar la unidad de España, los alaveses no queremos permanecer bajo un vasallaje y un feudalismo estatutario, cuyo centralismo, aldeano y caciquil, ha dejado pequeño el estatal.
El recrudecimiento de las posturas radicales "euzkadianas" no tiene otra pretensión que la del separatismo y la independencia de "Euzkadi".
Un escritor, tan poco sospechoso de antivasquismo como Miguel de Azaola, subrayaba, ya hace años, cómo el derecho de autodeterminación, lo mismo que cualquier otro derecho, no es un derecho absoluto. Pero, decimos nosotros, es que ni siquiera puede calificarse de derecho, puesto que no cabe tenerlo, ni ejercitarlo en consecuencia, por una comunidad vasca, por una Vasconia que nunca se ha encontrado en una situación colonial sojuzgada por una potencia exterior, y volcada, por ello, a la independencia. Pretender que tal sea el caso de "Euzkadi", cuando su Estatuto se aprobó sin ningún tipo de ocupación ni sometimiento por la fuerza, y cuando, desde siglos atrás, con pleno asentimiento, su historia era la propia historia de España (pues no tiene otra verdadera), es un absurdo antihistórico y antijurídico.
Por otra parte, el artículo 2º de la Constitución actual (que "se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, Patria común e indivisible"), vigente, también conforme al Estatuto de Guernica en la Comunidad Vasca, no permite sin su reforma –que supondría asimismo la del Estado– una autodeterminación llamada a la independencia. Ello exigiría el referéndum de todos los españoles a través –repetimos– de la reforma de la Constitución, y previa disolución de las Cortes.
¿Qué es lo que se pretende con estos planteamientos? ¿Son solamente una forma de presión para imponer criterios en cuestiones relacionadas con la interpretación y aplicación de los Estatutos de Autonomía, o son ya una anticipada declaración de independencia?
Lo cierto es que son los terroristas los favorecidos, pues ven sus tesis apoyadas –también económicamente– por partidos que practican lo contrario de lo que predican y devienen así en traidores a sus propias ideas.
"¡Roma no paga traidores!" y nosotros, alaveses, no queremos pagarlos. "No queremos perder nunca nuestra vinculación con la comunidad histórica y actual que llamamos España. Nunca vamos a renunciar a España, del mismo modo que nunca vamos a renunciar a nuestra vocación vasca". ¡Vasca, no "euzkadiana"!
Si se predica a favor de una autodeterminación absurda, puesto que es propia de los pueblos colonizados y oprimidos, tengan en cuenta esos predicadores que, de llevarla a efecto, nosotros alaveses, seríamos los colonizados y oprimidos; por lo cual, en pura esencia democrática, tendríamos el derecho a una autodeterminación también separatista; pero de un separatismo de signo contrario, que nos llevará a desligarnos de un "Euzkadi" opresor y antiespañol para permanecer, como Comunidad Foral alavesa, unidos a España. Como lo está Navarra, ejemplo para el foralismo alavés y español que deseamos.
Esto es lo que aquí, aquel octubre de 1936, predicaron, "no hablando sino muriendo", con fidelidad heroica, los requetés alaveses y soldados españoles, realizando así esa tarea de perfección en la que consiste la Tradición, condición necesaria para la existencia de las Comunidades y antítesis de la traición que las disuelve.
Por todo ello, hoy aquí:
"Su memoria y heroísmo recordamos
teniendo ahora mismo en nuestra mente
esa España en la que todos amamos
nuestras vidas abiertas para su luz presente" (1)
¡¡Por Álava Foral y por España!!